Es cierto, la hegemonía ha logrado apagar la esperanza en millones de venezolanos, sobre todo los migrantes forzosos y tantos otros que sobreviven sin expectativas de un futuro distinto y mejor.

Pero también hay innumerables venezolanos que no se resignan a un continuo presente, sino que luchan, en diferentes ámbitos por reivindicar sus derechos.

Hay que formar comunidad de protesta social y política, con estos amplios sectores de la vida nacional. Acaso tan adversos a la hegemonía como a sus satélites de varios colores y un mismo interés, que no es precisamente el interés nacional.

El asunto del «revocatorio» era una quimera. Lo utilizo en el título por su reciente resonancia y fallido desenlace. Respeto a muchos de sus promotores, y por eso hablo con franqueza.

Desde los propios y arbitrarios procederes de la hegemonía despótica y depredadora, no es posible que esta cambie sino para peor. La experiencia, sabia consejera, nos lo confirma una y otra vez. Pero muchos se empeñan en ignorarla.

Además, la Constitución formalmente vigente consagra y exige la restitución de los derechos de los venezolanos, todo lo cual pasa por la superación del conjunto de la hegemonía. Mucho pero mucho más que la quimera revocatoria desde las entrañas del poder.

Tal parece que no se trata de algo fácil de entender. Pero no importa, la esperanza hay que hacerla crecer en medio de las más rudas dificultades. Sólo así estas se podrán vencer.




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