Mucho se ha escrito sobre el compositor venezolano Reynaldo Hahn. Pero no en nuestra tierra precisamente, y es lamentable.
Reynaldo Hahn de Echenagucia nació en Caracas el 9 de agosto de 1874. Hijo de un ingeniero alemán y una caraqueña de ascendencia vasca, Reynaldo fue el último de nueve hermanos.
A la corta edad de tres años se mudó junto a su familia a París, dada la inestabilidad política venezolana para ese entonces. Si bien es cierto que frecuentó Caracas regularmente durante su vida, nunca más vivió en Venezuela. Mas eso no hizo que se desconectara por completo de su país de origen, pues muchas de sus obras conservan elementos propios de la música venezolana. Podríamos decir que Hahn representó una mezcla de culturas. Esta diversidad que se refleja en su música, se denota al mostrar influencias francesas -donde vivió-, alemanas -ascendencia por parte de padre- y sudamericanas, en especial la venezolana.
Fue considerado un niño prodigio, pues apenas a los siete años dio un concierto a la princesa Matilde Bonaparte, sobrina de Napoleón. En esa oportunidad, cantó y se acompañó al piano piezas de Jacques Offenbach.
Ingresó al conservatorio de París a los diez años, aún cuando dicha institución no tenía por costumbre aceptar a niños prodigios. Entre sus profesores se encuentran músicos célebres como Jules Massenet, Charles Gounod y Camille Saint-Saëns, y entre sus compañeros y amigos destacaron Alfred Cortot y Maurice Ravel.
Fue crítico musical del periódico Le Figaro de París y mantuvo una estrecha amistad con Sergei Diaghilev y Marcel Proust. Su relación con Proust inspiró el personaje del músico Vintelli en la célebre obra En busca del tiempo perdido. Del vínculo entre Hahn y Proust puede apuntar a una relación amorosa. Se conocieron en 1894 y su conexión influyó tanto en la música de Hahn como en la literatura de Proust.
George D. Painter, el más notable biógrafo de Marcel Proust, en su monumental biografía, refiere sobre Hahn, en la época en que Proust le conoció, lo siguiente: "Hahn era un hombre joven, todavía no había cumplido veinte años, discípulo predilecto de Massenet, con quien estudiaba en el Conservatorio, y que ya destacaba como cantante, pianista y compositor. De raza judía, había nacido en Caracas, Venezuela, y vivía en París con sus padres y varias hermanas; tenía los ojos castaños, piel de clara tonalidad morena, facciones de severa belleza y lucía negro bigotillo. Proust lo conoció a principios de verano en las recepciones de los martes en casa de Mme. Lemaire, en la Rue Monceau…”
Hahn sirvió en la infantería francesa durante la Primera Guerra Mundial, componiendo en el frente un ciclo de cinco canciones basadas en poemas de Robert Louis Stevenson, así como parte de la ópera Le Marchand de Venise, inspirada en la obra homónima de William Shakespeare. En 1924, el gobierno del presidente Alexandre Millerand le otorgó la Legión de Honor.
Durante la Segunda Guerra Mundial, Hahn fue nombrado director de la Ópera de París. Su gestión fue significativa, aunque tuvo que abandonar el cargo durante la ocupación nazi debido a su origen judío, refugiándose en el principado de Mónaco.
Aunque es más conocido por sus canciones para voz y piano -mélodies-, Hahn también compuso óperas, ballets, obras para piano solo, música de cámara y música sinfónica. Su ópera más famosa es Ciboulette, una opereta estrenada en 1923.
Algo interesante, poco conocido de Hahn, es que siempre se mostró interesado en las nuevas tecnologías de su tiempo y fue uno de los primeros compositores en grabar sus propias obras. Sus grabaciones proporcionan una valiosa y fidedigna visión de la interpretación de su música. (https://www.youtube.com/watch?v=P_o8gW2VB58)
Siempre mostró un interés particular por la música barroca y realizó varias adaptaciones y transcripciones de obras de compositores como Johann Sebastian Bach y Henry Purcell. Esta inclinación hacia la música antigua se refleja en su estilo, que a menudo incorpora elementos de la música barroca. Tal es el caso de su célebre pieza A Chloris (https://www.youtube.com/watch?v=ih6UCcIvE18) con clara esencia de estilo barroco, concebida como un homenaje a Bach.
Muchas de sus composiciones capturan la esencia de la vida cultural y social de París a finales del siglo XIX y principios del XX. Su música refleja la sofisticación y el refinamiento de la sociedad parisina de la Belle Époque.
Aunque su popularidad disminuyó después de su muerte en 1947, el interés por la música de Reynaldo Hahn ha resurgido en las últimas décadas. Sus obras han sido redescubiertas y grabadas por una nueva generación de intérpretes, lo que ha llevado a una reevaluación de su contribución a la música.
PD: El título de este artículo hace un guiño a la obra de George Gershwin “Un americano en París”, de donde surge la laureada película de Vincente Minelli, y cuyo argumento se basa en la fusión de culturas, la inmersión de un extranjero en un sitio que lo hace propio. Como Reynaldo. Como muchos venezolanos que hoy, con grandes esfuerzos, hacen de tierras extrañas, su hogar.
Para escuchar, a propósito de Reynaldo Hahn, recomiendo su pieza Si mes vers avaient des ailes, compuesta cuando tenía apenas trece años:
https://youtu.be/E0vqGKfBqOM?si=9DabGkKbCzbQ7-Vz