El director de la Escuela de Economía de la Universidad de Carabobo, Robert Parga. (Foto Corteía)

Para el director de la Escuela de Economía de la Universidad de Carabobo, Robert Parga, las decisiones tomadas por el gobierno nacional son paliativos que no resuelven el problema estructural de la escasez de la gasolina en el país.

A su modo de ver, mientras no se recupere la industria petrolera nacional, en Venezuela va a persistir la escasez de combustible.

No obstante advierte que para la recuperación de esta industria, incluyendo la refinería de hidrocarburos, se requiere de una inversión de por lo menos18 millardos de dólares al año, para reactivar la producción de una década.

Y para lograr estos recursos se necesita, además de disciplina fiscal en el manejo financiero del Estado, voluntad política y el levantamiento de las sanciones económicas impuestas por el gobierno norteamericano a Pdvsa y sus filiales.

Igualmente sincerar la nómina, contratar especialistas petroleros y pagarles adecuadamente, buscar inversión extranjera y brindarles seguridad jurídica a través del saneamiento de la industria.

El economista sostuvo que lamentablemente Venezuela es un país monoproductor que depende intensamente de los hidrocarburos. Por lo tanto, resolver cualquier problema de su economía doméstica, pasa por levantar la industria petrolera.

Subrayó que si no se recuperamos Pdvsa no vamos a recuperar la economía nacional, que durante años ha sido la única fuente de ingreso de divisas del país.

“No vamos a tener capacidad de financiamiento, tanto de importaciones como de otras industrias. Ni siquiera podríamos seguir importando gasolina iraní”.

Robert Parga aseguró que el año pasado el gobernó nacional dispuso de recursos de emergencia para importar gasolina en el último trimestre, cuando los inventarios habían alcanzado para cuatro días.

Empezando la cuarentena estos inventarios de ubicaron en dos días, y el gobierno aprovechó la coyuntura para alargar el surtido y suavizar el impacto de la escasez de gasolina, producto de la falta de flujo de caja en divisas, las sanciones económicas y el peso financiero del subsidio del precio del combustible, que limitó seguir importando aditivos, diluyentes y gasolina.

«CADIVAZO DE LA GASOLINA»

Por otra parte dijo que la decisión de regular el suministro a 120 litros combustible mensuales a vehículos particulares y 60 a motos, obedece a dos factores fundamentales. El primero es que la gasolina traída de Irán, solo alcanza para abastecer durante seis meses al parque automotor venezolano, por lo que hay que alargarla al máximo.

Y el segundo factor es que no se puede seguir subsidiando al costo de la gasolina porque el país tiene necesidades de generar divisas y es complicado seguir importándola a precios internacionales y venderla a menos de 0,030 centavos de dólar.

Considera que la idea es ir acostumbrando progresivamente al venezolano a pagar la gasolina a 50 centavos de dólar, para hacer menos traumático la eliminación del subsidio.

El economista estima además que pudiera producirse un mercado negro, a partir del incentivo que tendrán quienes puedan acceder al combustible a precios regulados, para vendérselos a quienes no tienen acceso a él, con un valor menor al premiun.

“Estamos hablando de un margen aproximado de 48 centavos de dólar, entre el precio del litro de la gasolina en las estaciones premiun, en comparación al de la subsidiada, que pudiéramos catalogarlo como un nuevo cadivazo gasolinero, con las consecuencias ya conocidas en el país”.

Parga apunta que eliminar el subsidio es un paso importante que se debe dar para equilibrar las finanzas del Estado, en el sector petrolero y hacer las inversiones necesarias para ir reactivándolo, pero en el entendido de que se debe mejorar las condiciones salariales de los venezolanos, para que esto sea un factor multiplicador de la economía nacional que permita un crecimiento sostenido a largo plazo.

Comentó que el presidente Maduro hizo comparaciones entre el costo de llenar un tanque de gasolina a precio regulado, que estimó en 200 mil bolívares, y el precio de algunos alimentos, para demostrar que el costo de los productos es más alto que abastecer de combustible, pero obvió el salario mínimo del ciudadano de a pie, que es de 400 mil bolívares mensuales, que sería dos tanques al mes.

Refirió que el consumo normal del venezolano promedio es de un tanque semanal, cuando sus actividades laborales, educativas y recreativas, se realizan cercanas a su residencia.

Esto significaría cuatro tanques al mes, es decir dos salarios mínimos para movilizarse en un auto promedio. Con la limitante que solo podrá surtir tres tanques al mes, por la restricción de los 120 litros subsidiados.

Esto implica que el ciudadano promedio deberá por lo menos una vez al mes, pagar la gasolina a precios internacionales, lo que supone tres millones 800 mil bolívares mensuales.

Por otra parte el economista sostiene que no queda claro quiénes serán los empresarios beneficiados con la concesión del expendio de la gasolina a precios internacionales. Se pregunta qué criterios se usaron para elegirlos, cuáles serán los mecanismos idóneos para evita largar colas en las estaciones de servicio con gasolina subsidiadas.

Igualmente se pregunta cómo se realizarán los pagos en petros, cuando se paga en divisas es en efectivo o en bolívares. Cómo se resolverá el problema del vuelto, con las limitaciones que tiene la economía nacional.

“Y algo muy importante, el expendio de gasolina en divisas cumple con el marco legal venezolano?”.




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