La colosal mano en bronce del emperador romano Constantino (Foto: EFE/ Claudio Peri)

La colosal mano en bronce del emperador romano Constantino luce desde este jueves reconstruida en los Museos Capitolinos de Roma, después de añadir la falange que le faltaba y que hasta ahora era custodiada en el Louvre parisino.

El público podrá admirar casi completa la mano de Constantino el Grande, una de las figuras más relevantes del Imperio, al permitir el Cristianismo en el siglo IV d.C, y de cuya estatua colosal se conservan la cabeza y la mano izquierda, con agujeros en la palma, el dedo índice y el corazón, además de una esfera que sostenía.

La reconstrucción de la mano fue posible gracias a la incrustación de dos falanges superiores de un dedo índice que estaban en el Museo del Louvre y que han llegado a Roma mediante un «préstamo a largo plazo» por unos cinco años, apuntan a Efe fuentes del consistorio.

La escultura ha sido expuesta en la Sala Esedra de los Museos Capitolinos junto a la imponente estatua de Marco Aurelio a caballo y el resto de bronces dados al pueblo romano en 1471 por el papa Sixto IV, donación con la que se constituyó esta institución.

Se trata de una restauración de «gran significado» gracias a la «generosa» disponibilidad del director y presidente del Louvre, Jean-Luc Martinez, y que llega cuando se conmemoran los 550 años de la fundación de los Museos tras la mencionada donación pontificia.

El dedo que le faltaba a la mano imperial llegó a París en 1860 al igual que buena parte del acervo de arte antiguo del marqués Giampietro Campana, uno de los mayores coleccionistas decimonónicos.

En mayo de 2018 fue posible confirmar que aquella falange pertenecía en efecto a una de las esculturas más icónicas de la Antigua Roma, el coloso en bronce de Constantino, gracias a una prueba con una copia en 3D del fragmento parisino.

La primera descripción de los fragmentos de la escultura del imperial se remontan a la mitad del siglo XII, cuando eran custodiados en el palacio de San Juan de Letrán, antigua sede de los papas, destacando su majestuosidad y sus preciosos materiales.

Cuando el papa Sixto IV, gran reformador de la urbanística romana, dona estas piezas, la cabeza se coloca bajo los pórticos del Palacio de los Conservatori, en el Campidoglio. La mano, por contra, corrió otra suerte y el último documento que la recuerda entera data de finales de la década de 1530.

Documentos y atestados posteriores muestran ya la mano con un dedo índice sin las dos falanges superiores. Se cree que entonces esa valiosa pieza entró en el mercado de los anticuarios romanos para acabar en el Louvre con la colección Campana.

EFE




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