Serán los últimos en debutar en el Mundial de Rusia, pero no por ello su ilusión está por detrás de la del resto: la Polonia de Robert Lewandowski y el Senegal de Sadio Mané abrirán su Mundial el martes (15H00 GMT) en Moscú, en el último partido de la primera jornada de la fase de grupos.
Será dentro del Grupo H, en el que Colombia y Japón habrán levantado el telón poco antes, sabiendo bien que la llave se presenta igualada y que cualquier tropiezo puede ser fatal.
Si Polonia quiere hacer algo importante en esta Copa del Mundo necesita sin duda a un Lewandowski inspirado.
El astro del Bayern de Múnich acabó la Bundesliga como máximo anotador por tercera vez, con 29 dianas, logrando 41 goles entre todas las competiciones de la temporada.
Lewandowski ha admitido que la Eurocopa de 2016, donde marcó únicamente una vez y su equipo cayó en cuartos de final, es una espina clavada que ahora intentará sacarse. Por el momento cree que llega a este Mundial con otra mentalidad más positiva.
"Estoy seguro de que ahora entrenaré mejor y que estaré fresco y dinámico en el momento adecuado. Comencé a prepararme para el Mundial mucho antes", asegura.
Polonia llega al Mundial avalada además por su octavo puesto en la clasificación FIFA, en la octava vez que llega a la fase final de la mayor competición del fútbol. El techo histórico está alto, con los terceros puestos de las ediciones de 1974 y 1982, un podio que la generación actual sueña con alcanzar, aunque siendo consciente de la enorme dificultad.
Por el momento las noticias están siendo buenas y en los días previos al debut recibió la confirmación de que el defensa Kamil Glik podrá estar en el torneo tras su recuperación de una lesión en el hombro, aunque no jugará contra los senegaleses.
- El ejemplo de 2002 -
Frente a los polacos estará el martes en el césped moscovita un Senegal que también tiene una clarísima estrella de la que depende casi todo, Sadio Mané, que marcó diez tantos en la última Liga de Campeones con el Liverpool, incluyendo uno en la final perdida por 3-1 ante el Real Madrid el pasado 26 de mayo en Kiev.
"Creo que Sadio será una de las estrellas del torneo", afirmó el exjugador senegalés El Hadji Diouf, que estuvo en la mítica edición del Mundial en 2002, la anterior disputada por el equipo africano, que alcanzó entonces los cuartos de final ante la sorpresa general.
El capitán de aquel equipo de hace 16 años es ahora el seleccionador nacional, Aliou Cissé.
Aquel Senegal de 2002 es el equipo africano que más lejos ha llegado en un Mundial, igualado con el Camerún de 1990 y la Ghana de 2010. Nunca hubo una selección africana en semifinales de la competición, aunque pensar en esa meta está todavía muy lejos.
"Aquel equipo ya hizo historia y ahora nos toca a nosotros crear la nuestra", afirmó Cissé a la web de la FIFA.
"Tendremos que jugar sin complejos ni inseguridades, hacer nuestro juego natural ylucir nuestra identidad africana, que es lo que define nuestro fútbol", aseguró.