Foto cortesía El Confidencial

Joel Rodríguez, un indigente a quien le falta una pierna, rompe en llanto cuando un joven vestido de San Nicolás le regala comida y ropa en Caracas, un destello solidario en una Navidad apagada por la crisis.

«A veces comemos de la basura, pero siempre pone Dios ángeles en nuestro camino y ustedes son los ángeles de la Navidad», dice Joel, quien se mueve en silla de ruedas, antes de que el sollozo le corte la voz.

Varios jóvenes a su alrededor, disfrazados de elfos, payasos o con gorros navideños, lloraron con él, gritaron emocionados y lo abrazaron.

Son voluntarios de ‘Santa en las calles’, una iniciativa surgida hace 12 años para llevar regalos antes de Navidad a las personas más pobres de la capital y otras ciudades del país.

Esta vez, en una Caracas sin luces ni decorado navideño, Santa y sus duendes entregaron comida, medicinas, ropa y juguetes a niños, ancianos y personas sin hogar.

 

¿Dieta de Maduro?

Francisco doblaba ropa bajo un gran toldo en el estacionamiento de una iglesia del este de Caracas, junto con cientos de hombres, mujeres y niños que clasificaban los juguetes o preparaban emparedados de jamón y queso.

El reguetón a todo volumen animaba a los ayudantes antes de que varios hombres disfrazados de San Nicolás lideraran las caravanas de vehículos que repartieron los donativos en distintas zonas de la ciudad.

«¡A ese Santa le pegó la crisis!»; «¿Santa, estás haciendo la dieta de Maduro?», gritaba la gente en la zona pobre de La Pastora, en el centro, al ver pasar a un joven moreno y delgado en la parte trasera de una camioneta.

En una ocasión, el propio Nicolás Maduro aventuró un chiste en televisión con la frase, lo que desató críticas.

Pocas personas caminaban por las calles, algunas hacían fila para sacar dinero de los cajeros automáticos -el efectivo también escasea- y otros para comprar en un supermercado. La mayoría se mostraba indiferente al grito de «feliz Navidad» de Santa, y muy pocos respondían el saludo.

«Danos comida»

Mientras la caravana recorría el centro, una anciana con un vestido desgastado le gritó a Santa: «¡Danos comida!» y otra a su lado simulaba meterse un alimento a la boca.Niños saludaban con emoción y también pedían comida; solo algunos querían juguetes.

Pero este San Nicolás no pudo ayudarlos, pues su grupo tenía como misión llevar cajas con alimentos y juguetes a la Casa Hogar Nuestra Señora del Carmen, en La Pastora, donde unas monjas cuidan a niñas pobres.

El programa «busca sumar esfuerzos y llevar apoyo a poblaciones vulnerables, bien sea que estén en una comunidad, una casa hogar, un ancianato, un centro asistencial de escasos recursos o en las calles», explicó Carlos Deveer, su fundador.

Inició hace 12 años cuando él y tres amigos se reunieron para repartir comida y ropa previo a la Navidad. Hoy, asegura, son más de 1.300 voluntarios.

«Que les suplan mucho de todas las cosas que necesitan para ayudar a las personas de la calle. Que Dios me los bendiga y les dé mucha salud», deseó Rodríguez -con un sándwich y un refresco en la mano-, a sus benefactores.

«I’m gonna wish you a merry christmas», cantó alegre otro indigente de espesa barba blanca y un sucio gorro de Los Ángeles Lakers al recibir comida.




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