La temporada del 2012 marcó los 50 años de la franquicia de los Mets. El club de Nueva York había logrado bastante en ese tiempo, desde «sencillos a grand slams», un famoso gato negro y dos icónicos títulos de Serie Mundial. Pero, medio siglo después, les faltaba una hazaña: Ningún abridor de los Mets había tirado un juego sin hit ni carrera.
Definitivamente no fue por falta de talento. Tom Seaver tenía un juego perfecto hasta la novena entrada en 1969, hasta que con un out Jimmy Qualls lo rompió con un sencillo.
En el 2012, los Mets y Padres eran los únicos equipos sin un no-hitter en sus historias — hasta el 1ro de junio de dicho año, cuando el venezolano Johan Santana se convirtió en No-han Santana.
Algunos dirían que nada de la presentación de Santana fue impecable: El zurdo otorgó cinco pasaportes en el partido y necesitó hacer 134 lanzamientos para conseguir la hazaña. Y como es el caso en todos los juegos sin hits, recibió algo de ayuda — primero en el inicio de la sexta entrada, cuando el puertorriqueño Carlos Beltrán, en aquella temporada con los Cardenales, dio un batazo que fue declarado foul — aunque cayó en la raya.
Luego en el séptimo capítulo con una maravillosa atrapada en el bosque izquierdo, Mike Baxter realizó la joya defensiva que nunca falta en un partido sin hits.
El dirigente de Nueva York, Terry Collins, fue bastante flexible con Santana y la afición en el Citi Field le dio una gran ovación al venezolano durante su último turno al bate en el octavo episodio.
Después, Johan demostró lo que sabía hacer. Abanicó a dos de los últimos seis bateadores que enfrentó, terminando con ocho ponches en el partido — y para deleite de todos, el último out llegó cortesía del excelente cambio de Santana.
Ahora vale la pena estar pendientes del posible regreso del zurdo a las Grandes Ligas.
Con información de Las Mayores
