Goofy no paraba de ladrar. Casi delata a los secuestradores. “Agarren al perro que chilla mucho”, dijo uno de los delincuentes empuñando su revólver .38. Teresa (nombre falso) lo tomó entre sus brazos para calmar su palpitar acelerado. Así se mantuvieron hasta que terminó todo el “drama”.

A Aníbal (nombre ficticio) y a su esposa Teresa los mantenían sentados en la cama. Dos secuestradores “volteaban” la casa. Otro los cuidaba. Eran explícitos: “Viejo dónde está la caja fuerte. Tienes dólares, joyas”, le preguntaban. –No tengo nada de eso, respondió Aníbal. –Si conseguimos la caja eres hombre muerto, amenazó el antisocial.

Los sujetos pretendían amordazar y maniatar a sus víctimas pero uno de ellos los contuvo

El “amigo fiel” de todo secuestrador no podía faltar: el tirro gris. Los sujetos pretendían amordazar y maniatar a sus víctimas pero uno de ellos los contuvo. A Aníbal y a Teresa no les quedó más remedio que cooperar y ver cómo se llevaban su esfuerzo de años.

Una hora y media fueron suficientes para que el trío de maleantes cargara con objetos de valor y dinero en efectivo. Esperaban la llamada del “campanero” (otro hombre que estaba esperando afuera de la casa). Nunca la hizo. Era extraño pero no podían esperar más.

Alrededor de las 9:00 p.m. decidieron abandonar la vivienda, en la avenida 107 de Campo Alegre, norte de Valencia. “Ya estamos listos viejo. Ya nos vamos. No salgan hasta que pasen 10 minutos”, sentenció.

Solo pasaron poco más de 60 segundos, recuerda Aníbal. Tres ráfagas de disparos sorprendieron a los esposos. “Se deben estar enfrentando entre ellos mismos (delincuentes) para quedarse con el trofeo (camioneta)”, dijo el hombre.

Se trataba de una comisión del Grupo de Trabajo Autodirigido (GTA) del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) que les seguía la pista a los sujetos por estar implicados en varios casos de secuestros.

Una intensa balacera alarmó a los habitantes. Se escucharon unos 40 disparos dijo un vecino. “Yo estaba aquí, cavando mi hueco”, bromeó. Mientras tanto, Aníbal, Teresa y Goofy estaban encerrados en el baño de un cuarto resguardándose. En la calle se registraba la última escena en casos de secuestros: enfrentamiento con abatidos. En ese episodio, ningún delincuente quedó vivo.

Aníbal es un hombre maduro. Cuando uno de los asaltantes le llegó a la puerta de su casa, mientras limpiaba el porche, no tuvo otra opción que dejarlo entrar. De lo contrario, sería “hombre muerto”. Le parecía mejor colaborar. Al menos esa es la experiencia que le ha dejado tener cinco veces una pistola en su cabeza en los últimos 18 años, porque parece ser un blanco fácil para la delincuencia.

 

18 abatidos

Matar a secuestradores para acabar con ese delito no es la solución. La detención en estos casos juega un papel muy importante porque abre paso a una investigación que conlleva a la desarticulación de las bandas. Desde que inició la serie de plagios en el norte de Valencia, 18 hombres han sido abatidos por el recién creado Grupo de Trabajo Autodirigido (GTA), encabezado por funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) y -oficialmente- ninguno detenido.

Las aprehensiones llevan a un interrogatorio que puede dar con otros grupos hamponiles

Para el investigador criminal y consultor de seguridad José Moreno, detención es sinónimo de información. Las aprehensiones llevan a un interrogatorio que puede dar con otros grupos hamponiles. Esto significa que no se ha hecho un trabajo de inteligencia sino que los hechos donde caen abatidos los secuestradores han sido fortuitos, no por investigación previa.

La Policía de Carabobo y la municipal de Valencia no están haciendo labores de investigaciones, por lo tanto no se puede acabar con las bandas delictivas. Por el contrario, podrían fortalecerse, agarrar más poder e ir en contra de policías. Por esa razón se ven tantos casos de asesinatos a funcionarios, dijo Moreno.

El 3 de agosto se abrió la lista de secuestradores abatidos en enfrentamientos con el GTA. En esa oportunidad cayeron tres miembros de “Los Quinteros”: Wilfredo José Peña (23), Henry Junior Villegas (27) y Diego Rafael Barrios (32). Horas antes, otro de sus integrantes, Simón Brizuela, fue ultimado por el hampa común en Naguanagua.

Desde entonces, y hasta este 20 de septiembre, han dado de baja a 18 secuestradores. La cuenta la cierran: Jackson Carrero (33), Enrique Sequera (34), Roger Barrios y otro sujeto que no ha sido identificado. Murieron al enfrentarse al GTA, la noche de este martes en la avenida 107 de Campo Alegre, al norte de Valencia. Un detective resultó herido.

De manera extraoficial se conoció que los hombres habían robado y pretendían secuestrar a una pareja de ancianos en esa zona, cuando fueron sorprendidos por los investigadores.

Giuseppe Santella, alias “El Italianito de la 190”, a quien se le atribuían varios casos de secuestros, fue abatido a finales de julio en Margarita por una comisión nacional del Cicpc que lo investigaba. Al parecer, estaba implicado en el homicidio de un policía de Nueva Esparta.




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