Han transcurrido casi veinte años desde que el “chavismo” llegó al poder y, viendo la dramática situación que está viviendo el país  en todos los aspectos, creo que, en vez de seguir  haciendo promesas a sabiendas de no poderlas cumplir, sería más conveniente, mucho más responsable y, si se quiere más…maduro, como gobernante,  hacer finalmente un balance objetivo y real de la situación socio-económica del país. Por favor, que quede bien claro que cuando hablo de “maduro” no me refiero a un nombre propio sino a un adjetivo calificativo muy apropiado en este caso,  sinónimo de prudente, de juicioso, de sensato, de cuerdo.

Ya  está bueno de rodeos,  ya basta de mentiras y con ambages, ya está bueno buscar a quien echarle la culpa! Al pan pan y al vino  vino. Yo creo que  exigir un balance sincero y transparente es un sacrosanto derecho del pueblo y un ineludible deber  del gobierno. Ya está bueno de retórica, de discursos ostentosos. Veinte años son una eternidad y los recursos con los cuales ha contado esta gente han sido inmensos y, por lo tanto, la pregunta se impone: ¿Estamos mejor o peor  de como estabamos hace  veinte años? Por más oratoria que se le ponga, por más demagogia que se utilice, los datos que voy a indicar son de dominio público y no se requiere ser particularmente experto para emitir un juicio.

Vamos por parte entonces y tratemos juntos de analizar esos temas escabrosos pero siempre actuales sobre los cuales, dígase lo que se diga, siempre y en todo momento se medirá la popularidad y la eficiencia de un gobierno, como la “corrupción” en la cual ostentamos el nada envidiable puesto Nº 162 en el mundo (por encima de países como el Burundi, Somalia o Zimbawe), como la inflación que con la tasa del 2000/100 que es la más alta del mundo, como la carencia de “artículos de primera necesidad”, como una “justicia totalmente parcializada”, como la falta de medicinas y la precariedad de los servicios públicos, como los “robos”, como la “falta de seguridad” para no hablar del preocupante decrecimiento económico y de la devaluación permanente de nuestro signo monetario (hace veinte años con 537 bolívares se podía comprar un dólar, ahora se requieren ma de ciento cincuenta mil bolívares!).

Ahora bien, en vista de un proceso electoral tan importante como son las elecciones presidenciales que “deberían” realizarse el próximo año  – considerando la triste experiencia vivida con el “revocatorio” se impone el modo potencial,   –   la pregunta es pertinente y su respuesta nos permite sacar una serie de deducciones muy claras y precisas.  El balance ¿es positivo o negativo?  ¿Hay que promover el gobierno o hay que reprobarlo? Que cada quien en su  conciencia saque sus propias  conclusiones pero me permito sugerir que cuando en el contexto global los problemas no solamente siguen  sino que se agravan de una forma irreversible, evidentemente algo no funciona. Es por eso que con un profundo espíritu de pertenencia a Venezuela creo que sería prudente, responsable, sensato y…maduro cambiar finalmente  algo o…renunciar. Está en juego el futuro del país y de 30 millones de venezolanos…y no es poco! Hasta cuando!

Desde Italia 




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