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(Foto referencial)

Para Estefanía Izaguirre la cotidianidad se convirtió en una odisea. Las constantes y cada vez más prolongadas interrupciones del servicio eléctrico, que en promedio ocurren hasta tres veces por día, no solo le impiden cumplir con su trabajo de redactora creativa desde la casa, sino también llevar a cabo tareas tan básicas como cocinar o ducharse.

Son las 2:00 p.m. de este martes 6 de octubre y, en menos de 10 horas, ya es el segundo corte eléctrico al que se enfrentan los habitantes de la urbanización El Trigal Norte, en Valencia, donde vive. “Nos quitan la electricidad como tres veces al día y es impredecible, no hay una hora específica. Simplemente estamos todo el día con miedo a que nos la quiten”, dijo.

En un día normal, con electricidad y conexión relativamente estable a Internet, puede cumplir con todas sus responsabilidades laborales, incluso antes del mediodía. El teletrabajo se convirtió en una bendición para ella en medio de la pandemia de COVID-19, aseguró, aunque se le hace cada vez más complicado ante las frecuentes fallas del servicio eléctrico.

Su rutina está completamente trastocada, pero aun así hace todo lo posible por cumplir con las asignaciones de sus clientes. “Intento hacerlo todo por adelantado, me despierto súper temprano y le doy corrido hasta que la quitan (la electricidad). Luego, cuando la vuelven a poner, comienzo a trabajar otra vez sin importar qué hora es”, expuso.

Debido a la aguda escasez de gas doméstico que se vive en el estado y el resto del país, desde hace dos meses Estefanía y su familia dependen exclusivamente de artefactos eléctricos para cocinar. Señaló que en más de una ocasión, cuando Corpoelec interrumpe el servicio durante casi todo el día, le ha tocado comer solo sándwiches fríos de desayuno, almuerzo y cena.

Otras actividades cotidianas también representan un reto diario. “Hoy no me he podido bañar porque, aunque tengo agua, la bomba del tanque funciona con electricidad”, agregó la joven de 22 años, quien además calificó la situación como desesperante y agotadora.

Según reportes, en otros sectores de Valencia, como Prebo, El Viñedo, Agua Blanca, avenida Paseo Cuatricentenario, Sabana Larga y urbanización La Alegría, también se registran hasta tres cortes eléctricos por día, sin contar las numerosas fluctuaciones, conocidas comúnmente como “bajones”.

Las causas

La crisis eléctrica que hoy azota a los carabobeños tiene su origen en el déficit de generación interna, que actualmente es superior a 80%. Carabobo pasó de generar cerca de tres mil megavatios a solo 100, que son producidos en la única de sus cinco plantas termoeléctricas que se encuentra operativa: la Pedro Camejo, ubicada en Los Guayos.

Así lo afirmó Nizar Richani, vicepresidente del Colegio de Ingenieros del estado Carabobo (CIEC). “El restante de los megavatios requeridos por la ciudadanía están siendo entregados por el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), producto de la generación hidroeléctrica de la plata de Guri”, en el estado Bolívar.

La demanda interna de Carabobo es de entre 500 y 600 megavatios, puntualizó Richani, de los cuales alrededor de 85% son suministrados por la hidroeléctrica de Guri, que además es responsable del abastecimiento de electricidad en todo el territorio nacional.

Cuando otras regiones reportan un consumo que sobrepasa la energía producida por Guri, ocurre lo que Corpoelec ha conceptualizado como “administración de cargas”, para referirse a los cortes eléctricos programados que convierten la cotidianidad de personas como Estefanía en verdaderas odiseas.

A juicio del también ingeniero Franklin López, quien preside el CIEC, en la entidad carabobeña se han acentuado los cortes durante las últimas semanas debido a que Corpoelec le quitó al estado 50% de los megavatios requeridos para medianamente cubrir la demanda interna.

“Desde Guri nos estaban suministrando 400 megavatios, con los cuales podíamos más o menos mantenernos. Lamentablemente, producto de la emergencia, se trasladaron 200 megavatios para suministrar a Caracas”, dijo López. “Nosotros aspiramos a que nos regresen nuestros 200 megavatios adicionales”.

Richani resaltó la necesidad de elevar la generación eléctrica nacional y reactivar las cinco termoeléctricas de la región. “Tiene que existir un plan de emergencia para activar esas plantas generadoras, a fin de poder solventar el consumo eléctrico que no está siendo suplido ni por la termo generación ni por el SEN”.

Son las 4:00 p.m. de este martes 6 de octubre y Estefanía continúa sin electricidad, con trabajo acumulado y sin poder darse una ducha. Tiene la esperanza de que Corpoelec restituya el servicio antes de la medianoche para al menos poder dormir tranquila. Mientras, continúa contando los minutos impacientemente.




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