(Foto: El Nacional)

Sierra de Perijá no es un lugar que solo se aleja del bullicio de la ciudad, sino que desde antes del primer rayos de luz se puede evidenciar las constantes fallas de los servicios básicos y la falta de respuestas antes las necesidades de sus habitantes.

Los días para los habitantes de El Tokuko, una de las comunidades indígenas del Parque Nacional Sierra de Perijá, son una monotonía, que comienza sin agua y hasta la madrugada, la única luz que se percibe son las de las estrellas.

Ante la falta de suministro de agua la única solución para esta comunidad es abastecerse del río. Pero esta no es la única penuria que viven, sino que la incomunicación es un factor que puede durar hasta más de cinco horas.

Casi las 7:00 a.m. se observa uno de los pocos transportes públicos, los «piratas», un rústico que traslada a las personas hasta la ciudad más cercana, con un precio que oscila entre los 20 mil a los 80 mil bolívares.

La verdadera jornada para los habitantes de esta comunidad todavía no ha comenzado, pero su cansancio se percibe en el ambiente.

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