Venezuela productivaFoto: Alberto Torres

Crónica Uno

Por Alberto Torres @albertotorresm

A inicios de septiembre, Hilda Paz se enteró -gracias a su cuñado- de que en el centro de la ciudad “el gobierno estaba vendiendo electrodomésticos y productos a buenos precios”, según afirma, con marcas como Haier, VIT y Vtelca (empresa estatal que produce los vergatarios).

Hilda fue a la tienda de “Venezuela productiva” -en la avenida Urdaneta, al lado del Ministerio de Industrias y Producción Nacional- al día siguiente. Eran las 9:00 a. m. y lo que captó su atención fue que “había más gente afuera, viendo la lista de precios, que adentro pagando. Había cola, pero para entrar a ‘curiosear’”.

El 22 de agosto el ministro Hipólito Abreu “reinauguró” la tienda, administrada por la empresa de distribución de productos e insumos “Venezuela Productiva” (Emvepro), creada en febrero de 2013 por el gobierno de Hugo Chávez. En la inauguración, el Ministerio de Industrias reseñó que “los productos con sello ‘hecho en casa’” se podrán adquirir “a precios accesibles”.

Pero lo que encontró Hilda en su visita a la tienda de la avenida Urdaneta, contrario a lo que vociferaban medios oficiales o afines al gobierno, fue de todo menos “accesible”. En su caso, quería ver los precios de las neveras para “intentar comprar una”, recordando que con programas como el extinto “Mi casa bien equipada” el gobierno ofrecía opciones de pagos fraccionados y financiamientos con bancos del Estado.

Lavadoras, neveras, televisores, cocinas, computadoras, teléfonos celulares, aires acondicionados y hasta colchones son los productos que ofrece Venezuela Productiva en sus tres tiendas de Caracas. Algunos, como las laptops y los celulares, son hechos en el país, pero el común denominador es traído desde afuera, según reconocen sus empleados.

En la tienda de la esquina Ibarras, al igual que en las del Centro Comercial Bicentenario de Zona Rental y el antiguo Mercal de Propatria, los precios, si bien son menos costosos que en otras tiendas físicas y virtuales, están lejos de la capacidad económica de la mayoría de la población. Y más sin opciones de financiamiento.

«Hay que verle la cara a reunir hasta 300 dólares o más para comprarse un electrodoméstico. Si se me daña la lavadora, ¿de dónde voy a sacar $350 para comprar una nueva con un sueldo de 90 o 100 dólares?”, exclamaba Emilio Daza, asistente bancario que pasaba por la vitrina para ver los precios.

Sumado a los costos y la falta de planes para que el ciudadano común pueda comprar los productos, empleados consultados reconocen que no siempre hay suficiente inventario de todos los electrodomésticos. En ninguna de las tiendas, por ejemplo, había lavadoras disponibles al momento del recorrido hecho por Crónica.Uno salvo las que estaban exhibidas, que no estaban a la venta.

Esa falta de stock afectó, por ejemplo, a Karelly León, estilista que estuvo ahorrando $335 durante cuatro meses para comprarse una lavadora automática de 13 kg, pero que tiene dos semanas esperando que lleguen para poder comprar.

«No hay forma de apartar los productos y creo que es algo que deberían plantearse, porque no todos tenemos 300 dólares de sobra en el bolsillo para comprar al momento”, dice Karelly, quien ejerce su oficio por cuenta propia.

“Solo nos queda un nevera disponible y, si la compra, la debe retirar en el Fuerte Tiuna (instalación militar al sur de Caracas)”, explicaba una vendedora al ser consultada. Ese día (5 de octubre) tampoco había disponibilidad de los celulares más económicos (el Vergatario y el Amigo3), que también eran los que mas buscaban los clientes.
De acuerdo con las últimas estimaciones del Observatorio Venezolano de Finanzas (OVF), el salario promedio en el sector privado -si bien ha aumentado en el último año- apenas supera los $126 y llega a tan solo 278 mensuales, en promedio, para los cargos gerenciales. Ello, además, en un mercado laboral netamente informal, en el que al menos la mitad trabaja por cuenta propia, según la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi).

La canasta alimentaria, además, ya se ubica en $365 mensuales para una familia de cinco personas. La prioridad de la mayoría de la población sigue siendo la compra de alimentos, que no dejan de subir por la inflación, y da poco margen de ahorro para otros productos y servicios necesarios en el hogar.

«Sería distinto si pudiera pasar la tarjeta de crédito e ir pagando mes a mes, como antes. Pero ahorita, primero, no tengo 160 dólares para comprar el televisor que necesitamos, y segundo: todo aumenta tan rápido que quizás llego al monto y cuando voy a comprar, ya está más caro”, exclamaba Eliécer, consultado en la tienda de la Urdaneta.

Las condiciones, sin embargo, no son iguales para todos y eso se pone de manifiesto también en estas tiendas. Mientras personas como Karelly e Hilda van reuniendo de a poco para comprar uno o dos electrodomésticos que necesitan, otras personas se llevan de tres a cuatro productos iguales en una sola compra.

Karina*, su hermano y sus dos hijos son testigos de eso. Desde que abrieron la tienda de Venezuela Productiva en la avenida Urdaneta, trabajan ofreciendo transporte para las personas que no tienen cómo llevar los productos a sus casas. El costo mínimo del servicio es de $20 por viaje y cada viaje depende de la cantidad de productos que lleven.

El hermano de Karina, quien prefirió no identificarse, asegura que en los días de mayores ventas pueden hacer entre cuatro y cinco viajes, aunque son al menos tres grupos que se dedican a ofrecer el mismo servicio de traslado desde la tienda.

Pero en las otras dos tiendas de Venezuela Productiva, según constató Crónica.Uno, el ritmo es totalmente distinto. En la de Zona Rental -más pequeña- hay menos productos y está “muy escondida”, según cuentan otros comerciantes del recinto. La de Propatria, que ocupa el espacio de un antiguo Mercal, no se visualiza bien a lo lejos e incluso personas de la misma zona -cercana a un bulevar- desconocen que ahí venden esos productos.

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