Benigno Alarcón Deza. (Foto Cortesía)

El director del Centro de Estudios Políticos y de Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Benigno Alarcón Deza, cuestionó el propósito de la carta enviada al presidente de Estados Unidos, Joe Biden.

Aunque reconoce la honorabilidad y la honestidad de algunos de los firmantes, para Alarcón es incomprensible porque «si quitamos las sanciones, la comunidad internacional se queda sin mecanismo para generar presión a un país».

En entrevista concedida al programa De Primera Mano por Radio Fe y Alegría Noticias, el abogado confesó que le cuesta entender el contenido y motivo de la carta que 25 personas miembros de la oposición venezolana y el sector privado enviaron a Joe Biden.

Principalmente, su preocupación se desprende porque las sanciones han servido de presión para Venezuela ante el incumplimiento de los compromisos adquiridos al ser Estado miembro de las Naciones Unidas.

«No comprendo qué motiva el envío de esa carta. En primer lugar, hay que reconocer que la crisis en Venezuela no comienza por las sanciones. Empieza por un problema de mal gobierno y descuido de las tareas. Hay parte de razón que algunas de las sanciones pueden aumentar el efecto en esta crisis sobre la población en general, pero la realidad es que buena parte sucede no por las sanciones en sí, sino por los pocos escrúpulos que el gobierno ha tenido para proteger a la población», afirmó.

«Las sanciones son las pocas herramientas que la comunidad internacional tiene para presionar a un gobierno que no está cumpliendo con los estándares internacionales, se ha salido del camino democrático o ha violado alguna norma del derecho internacional», añadió.

Sin las sanciones, «la alternativa prácticamente es no hacer nada» porque las otras alternativas son acciones de fuerzas que quedan descartadas por los daños que puede generar; por ello, son el último recurso de la comunidad internacional. «Solamente se usan en casos muy extremos, donde la seguridad internacional está, de alguna manera, en peligro».

Diálogos con Maduro son estrategias

En otra postura, también enfático, reconoció que de su parte no está de acuerdo con los diálogos «dispersos» que sostienen miembros de la sociedad civil con el presidente Nicolás Maduro.

A su juicio esta práctica responde a la estrategia gubernamental que no ayuda ni al diálogo real, ni la posibilidad de acuerdos.

«Yo me encuentro entre quienes cuestionan estos encuentros (de organizaciones sociales con Maduro). Cualquier actor tiene el derecho a sentarse con el gobierno y negociar. Nosotros no podemos criticar que los rectores se sienten a negociar, ni una directiva de un gremio empresarial para discutir tema de aranceles, control de precio o impuesto; pero donde empieza a haber dudas es cuando ciertos sectores se atribuyen la recuperación del país para no discutir solamente los problemas socios a sus medios, sino que quieren convertirse en representantes políticos», indicó Alarcón.

Con información de Fe y Alegría Radio




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