Foto: Armando Díaz

13 años tienen Luis Reinaldo Blanco López, presidente del Sindicato de Médicos y Médicas de Venezuela (Sunamed) y Jesús Salguero, secretario general del sindicato, esperando por la renovación un contrato colectivo que denunciaron un día antes del 10 de marzo, día del médico.

No hay razones para celebrar. Venezuela se encuentra en medio de hospitales sin recursos e insumos, farmacias desoladas por la escasez, una proliferación de malaria en distintas partes del país y unos trabajadores insatisfechos ante una situación que lleva más de una década afectando a la comunidad médica, lo que ha llevado a los galenos a acudir al Ministerio del Trabajo para solicitar la renovación del contrato colectivo.

El 05 de abril acudirán a una concentración en Caracas en la que esperan iniciar las discusiones para la contratación, porque la ausencia del documento les impide gozar de los beneficios de cualquier empleado, entre los que Salguero destacó el servicio fúnebre.

No es la única exigencia que solicitará el sindicato en la próxima reunión. Desde que se suspendió el contrato, no gozan de los beneficios que un empleado posee dentro de una empresa, seguro social, prestaciones sociales, hospitalización, cirugía y maternidad (HCM).

Durante el transcurso de los años han intentado sin éxito que su petición sea no sólo escuchada, si no realizada. La situación que viven estos médicos los ha llevado a organizar la concentración que tendrá lugar en la ciudad capital y en donde esperar concluir el problema que los mantiene inconformes.

la parte nutricional que se vio afectada por la situación país ha ayudado a controlar crisis hipertensivas, problemas coronarios, gracias a un menor consumo de grasa

Ante los problemas que atraviesa el sector salud, Blanco comentó que es un campo de batalla sin provisiones y que se mantiene gracias al trabajo de médicos que laboran en diversos centros de salud, bajo difíciles condiciones, y que buscan a toda costa evitar que los pacientes mueran por falta de insumos y medicinas, por eso afirma que es importante generar iniciativas para controlar los estados patológicos. Destacó que la parte nutricional se vio afectada por la situación país, pero a su vez ha ayudado a controlar crisis hipertensivas, y problemas coronarios gracias a un menor consumo de grasas. «Esto no quiere decir que sea algo positivo, puesto que hay niños que presentan problemas por el grave nivel de desnutrición».

No existe un programa de orientación sobre cómo y cuando se deben consumir los medicamentos, reconoce el sindicalista, lo que empeora la situación porque la ciudadanía no sabe como enfrentarse a las enfermedades. Blanco López habló por parte del Sunamed y admitió que no hay abastecimiento de medicamentos, por lo que pidió a la ministra de Salud, Antonieta Caporale, y al Gobierno de Nicolas Maduro para que resuelvan este problema.

¿Avocados?

Si ha habido la intención por parte del Gobierno de ayudar al sector salud, afirmó Blanco.»La población ha crecido, quizás hace 10 años no eramos 32 millones de venezolanos. hemos tenido migración de extranjeros a nuestro país y les hemos brindado ayuda, lo que ante teníamos planeado para una cantidad de habitantes hoy se ha hecho insuficiente porque hemos crecido».

«En Venezuela lo que hacemos es meter en cajitas las pastillas para distribuirlas»

La solución que da Blanco López es activar los centros de producción «En Venezuela lo que hacemos es meter en cajitas las pastillas para distribuirlas».

En Venezuela hay fabricantes, como Pfizer y Elmor. Esta última trabaja sólo a un 20% de su capacidad por fallas en la calidad del agua, y déficit de recursos, lo que la ha limitado a producir únicamente Brugesic y Tachipirín en grageas, por el orden de millón y medio de unidades al mes aproximadamente, detalló, José González, dirigente sindical de la empresa en un una entrevista realizada el 7 de febrero.

Blanco puntualizó, sin embargo, que desde el año pasado el Gobierno Nacional ha intentado unificar las empresas farmacéuticas para crear una adecuada distribución de medicamentos, pero lamentó que el sector privado se niegue a formar parte del proyecto.  Les pidió sinceridad con los inventarios, pues los médicos no tiene acceso a ellos, lo cual impide saber si es real o no el desabastecimiento.

 

Para finales de enero de 2017 la Federación de Farmacias de Venezuela (Fefarven) advirtió que el nivel de escasez en medicinas alcanzaba el 85%.

Bachaqueo

A las a fueras del Hospital Central se plantan vendedores informales a comercializar con productos que no se encuentran en los anaqueles de la mayoría de las farmacias ni en los depósitos de los centros asistenciales, denunció Blanco. «Por los productos, como si de alimentos regulados se tratase, cobran cifras desproporcionadas para lucrarse. Solución fisiológica, dextrosa, gasas, cualquier tipo de medicamento y hasta suturas»

El sindicalista se preguntó: ¿Cómo llegan a sus manos? y reconoce que ha entrado mercancía de todo tipo al país, que termina en manos equivocadas. Comentó que al CDI del Trigal llega gran cantidad de medicinas, pero al compararlas con las CHET se observan grandes carencias y si luego contrastas con las calles que muestran a comerciantes de medicamentos provenientes de los convenios con Cuba, por su etiquetado, evidencias que algo sucede.

Blanco apeló a una contraloría. «Se debería hacer desde el Gobierno hasta bajo, vamos a hacer contraloría a quien recibe y distribuye los productos».

No está de acuerdo en que el sector esté destruido. Argumenta que la atención del parto en Venezuela ha mejorado y ahora hay más maternidades y exalta que a pesar de las fallas, el médico venezolano resuelve en medio de condiciones adversas.

Temprano, Luis Velásquez, médico general graduado hace un año en la Universidad de Carabobo, lamentó que la falta de insumos y el deterioro de los materiales de trabajo les impidan, durante sus prácticas docentes, desarrollar sus conocimientos de manera idónea,problema que se mantiene cuando, graduados, salen al mercado laboral público.

 

El sindicalista atribuyó los comentarios a una manipulación sobre los estudiantes que son llevados a decir tales cosas.

Blanco justificó en los difíciles procesos de selección de las universidades el hecho de que, según denuncias publicadas, cada vez son menos las especializaciones que se concretan en el país, no solo por falta de insumos, sino por el tiempo que implica realizarlas y que obliga a los médicos generales a quedarse en Venezuela. Anunció que este viernes se graduarían cerca de 500 médicos de varios universidades nacionales. «Las universidades educan a los jóvenes con la mentalidad de real, dinero, altura. Eso se acabó, nuestro salario se equiparó al de un obrero.  Yo invito a los nuevos profesionales a que no se vayan, aquí hay mucho que hacer y el salario ya no alcanza para volverse rico. Los sueños de una casa en el Trigal o un carro al año se acabaron».

Publica vs privada

Para el sindicalista la salud privada siempre estuvo dominada por el deseo de hacer dinero, más allá de la necesidad del paciente de sanar una dolencia. «El sector privado es una mentira, es puro corbata y bata porque ganan dos mil bolivares por una guardia y el salario de atención al paciente se pagará cuando el seguro cancele y cuando el paciente salga de la clínica. La manipulación de las enfermeras abultan la situación, porque ellas insisten en que compres una solución fisiológica que vale afuera 250 bolívares y en la clínica te la venden a 30 mil.

Según el presidente del sindicato, lo mismo que encuentras en una clínica privada lo puedes encontrar en un hospital público: servicio, calidad. «Si todo el dinero que se gana en una clínica fuera dirigido a los hospitales, estos últimos serían de primer nivel. También la sociedad es responsable porque no cuidan los centros de diagnóstico integral ni los hospitales, pero en los centros privados la historia es diferente.




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