Foto: (Referencial)

Cuatro personas guindando en cada puerta de una camionetica o autobús, es el panorama que a diario se observa en las distintas unidades del transporte público en Valencia.

Este drama lo vive el usuario en todas las rutas, lo cual no es exclusivo de Valencia, porque también afecta a los ciudadanos que utilizan este servicio en Los Guayos, San Diego, Libertador y Naguanagua.

Salir a la calle a las cuatro de la madrugada no es sinónimo de que una persona llegará a tiempo a su destino, porque el déficit de transporte público en la ciudad cada día se incrementa más.

Las camioneticas por lo general salen llenas de los terminales, por lo cual resulta bastante difícil lograr un puesto cómodo. Después de las cinco de la madrugada la situación caótica se mantiene por lo general hasta las nueve. Luego baja un poco y retorna en las horas pico.

Transporte público.
Por lo generan las paradas están repletas de pasajeros. (Foto: Rafael Freites).

Gerardo Bustamante vive en el barrio El Impacto de Valencia y trabaja en la zona industrial de Los Guayos. Toma dos camioneticas y por lo general la segunda es la que más le cuesta porque tiene mucha demanda.

“Nunca he viajado sentado, y siempre voy apretado. Esto es todos los días”.

Bustamante comentó que hace todo lo que está a su alcance para llegar temprano a la empresa, pero a veces no cumple su cometido. Afortunadamente su jefe entiende la situación y no le manda a descontar nada, pero siempre vive temeroso de perder el empleo.

Trabajar en Naguanagua y vivir en la urbanización Parque Valencia, representa por lo menos hora y media de viaje para Raquel Ramones, incluyendo el tiempo de espera. El transporte desde Parque Valencia hasta plaza de toros, se presta mayoritariamente en camionetas Vans que tiene poca capacidad, y por lo tanto a primeras horas de la mañana siempre van llenas.

Ramones tiene que hacer maromas para subirse a cualquier vagón del metro, porque a las seis de la mañana siempre hay un gentío intentando viajar. Después de entrar entre empujones y llegar a la estación Francisco de Miranda frente al rectorado, debe pasar un buen tiempo en la avenida Bolívar esperando que se pare una camionetica o autobús donde pueda subirse. Por supuesto para viajar de pie.

LOS USUARIOS SE QUEJAN

Los aumentos en los precios de las tarifas del transporte público, que se deben acordar en el primer trimestre del año, según la Ley de Tránsito y Transporte, siempre genera malestar entre la ciudadanía.

La mayoría de los usuarios se resisten a pagar más por el pasaje, no por capricho, sino que las condiciones económicas en la actual crisis por la que atraviesa el país golpean a todos por igual.

Quien gane salario mínimo, es decir 40.638 bolívares, le será bastante difícil pagar tres camioneticas a razón de 150 bolívares cada una, porque representa 900 bolívares de egreso en un solo día.

Los usuarios también rechazan el hecho de tener que pagar más por el pasaje, mientras el servicio que reciben no es el mejor, porque buena parte de las unidades de transporte no están en buenas condiciones. Además la mayoría no cumple las rutas asignadas.

Los choferes por su parte, tienen su argumento para justificar la falta de inversión en las unidades.

VALENCIA PODRÍA QUEDAR SIN TRANSPORTE

De acuerdo a datos aportado por Francisco Cordero, directivo del Sindicato de Trabajadores del Transporte, el censo que se realizó para incrementar las tarifas del pasaje, en el período 2015-2016, arrojó que en Valencia circulan tres mil unidades de transporte.

No obstante el efectuado este año indica que mil 200 de ellas quedaron fuera de servicio, por falta de repuestos, auto partes,  cauchos y otros insumos. El déficit en el suministro de estos, lejos de aminorar va en incremento por lo que se corre el riesgo de quedar sin transporte.

Es decir que Valencia con casi un millón de habitantes, solo dispone de mil 800 unidades para trasladar a los ciudadanos.

Las cuentas de Cordero y la de los afiliados al sindicato, no le dan para la sustitución del parque automotor de transporte colectivo.

“Lo que recibimos por nuestro trabajo muchas veces no nos alcanza para comprar los repuestos, y mucho menos para adquirir nuevas unidades”.

Según el dirigente sindical, las unidades más nuevas que circulan en Valencia son del año 2000, porque posterior a esa fecha, ha sido imposible volver a comprar porque los precios subieron mucho.

“Ya no nos quieren recibir ni siquiera los bolívares. Nos piden 60 mil dólares por una unidad usada. De dónde vamos a sacar nosotros dólares?”.

 

Cordero citó además que un caucho 22.5 está costando casi un millón de bolívares. El 825.20 sale en 588 mil bolívares y el 750-16 está en 320 mil bolívares. Una camionetica usa seis neumáticos.

También se refirió a los precios de los repuestos, que aumentan prácticamente cada tres días, por lo que es muy difícil ahorrar para comprarlos, porque cuando se van a buscar están más caros.

“La situación para el sector transporte es insoportable”.

PUNTOS DE CONTROL

Las quejas sobre el incumplimiento de las rutas, lo cual obliga a los usuarios a tener que pagar un pasaje adicional, llegaron hasta el Instituto Autónomo de Tránsito y Transporte. Por eso su presidenta, Isadra Villegas, aplicó correctivos.

Según explicó Villegas, el instituto que preside dispuso de 14 puntos de control, para evitar que los conductores incumplan sus rutas. Estos están ubicados en distintos sectores de la ciudad, y quien incumpla se expone a tener que pagar una multa de 10 unidades tributarias.

El problema es que la norma solo se puede obligar a cumplir las rutas a las líneas que circulan exclusivamente en Valencia.

Es decir, las unidades que provienen de municipios como Naguanagua, Los Guayos, Libertador y San Diego, no acatan directrices de Valencia y por eso acortan rutas.

Isandra Villegas hace un llamado a los directores de transporte de cada municipio, para que velen por el cumplimiento de las rutas en beneficio de la ciudadanía.

Según explicó en el caso de Valencia, solo el 20 por ciento de los conductores incumple, por lo se está programando un operativo de remolque, para aquellos que lo hagan. Previamente se le sugirió a los directivos de líneas y a sindicalistas del transporte, que los reúnan y les digan que no deben incumplir los acuerdos.

TERCERA EDAD GRATIS

Isandra Villegas instó a los transportistas a respetar el acuerdo mediante el cual se acordó que deben transportar a las personas de la tercera edad de manera gratuita. De acuerdo a sus cálculos, los ciudadanos en esta condición, no llegan al uno punto cinco por ciento de la demanda de pasajeros, por eso no tiene justificación que se incumpla con este compromiso que los transportistas asumieron, a la hora de obtener el incremento en el precio de las tarifas.

TRANSCARABOBO

La empresa nacional Transcarabobo, también presta servicio de transporte en el estado, pero solo cuenta con 62 unidades, según un dirigente sindical de la compañía.

 




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