Bale creó peligro todo el partido junto con el propio Ramsey. Foto EFE.

La conexión entre dos de los jugadores referencias de Gales, Gareth Bale y Aaron Ramsey, situó virtualmente al conjunto de Rob Page en los octavos de final de la Eurocopa y condenó a Turquía a una segunda derrota, que lo deja al borde de la eliminación.

Habían avisado dos veces. Bale, sin oposición, miraba al área desde los tres cuartos y Ramsey entraba en solitario desde segunda línea. En la primera, el meta Ugurcan Çakir salvó el tiro del jugador de la Juventus, que en la segunda (m.24) lanzó demasiado elevado cuando estaba completamente solo.

Pero a la tercera no falló. Turquía, que parecía haber despertado con el paso de los minutos, increíblemente no había aprendido la lección. Volvió a dejar solo a Bale para controlar, mirar y centrar al área, y permitió que Ramsey entrara por una autopista para bajar el balón con el pecho y cruzarlo a la red.

Fue el castigo a un nuevo despiste del conjunto de Senol Gunes. La necesidad de victoria tras caer contundentemente en el partido inaugural ante Italia (3-0) no se vio correspondida en el campo. Tan solo en algunos compases con la clase del milanista Hakan Calhanoglu, los intentos por la derecha de Cengiz Under y la brega en punta del artillero del Lill, Burak Yilmaz, alimentaron sus ilusiones.

Gales, con el mismo once titular ante Suiza, supo administrar bien el partido. Rápido cuando se precisaba con Daniel James por la izquierda, sólido atrás cuando el desgaste hacía mella y atento a aprovechar las facilidades de su rival.

No le quedaba otra a Senol Gunes que buscar soluciones. En el descanso dio entrada a Yusuf Yazici y Merih Demiral en lugar de Ozan Tufan y Okay Yokuslu, que habían naufragado en la primera mitad. Casi las encuentra, pero Burak Yilmaz se precipitó en el borde del área pequeña y malogró una clara opción para encaminar la resurrección.

Los ‘dragones rojos’, que en esta oportunidad parecían más los ‘socceroos australianos’, no solo administraron su ventaja sino que primero Ramsey y luego Bale pudieron ampliarla, principalmente el zurdo del Tottenham.

Pudo haber sentenciado el encuentro a la hora de partido y haber redondeado una magnífica actuación. En cambio, su lanzamiento de penalti se fue elevado a la grada del Olímpico. Casi acto seguido volvió a rozar el segundo gol, al taponar un despeje del guardameta otomano.

Su fallo dio vida a Turquía que, con más empuje que fútbol, nunca se rindió para sumar al menos un punto e incrementar sus opciones de pasar a octavos. Pero, no tuvo ideas y las pocas las abortó el meta Danny Ward en un remate de cabeza de Merih Demiral.

En plena frustración turca, y con el añadido cumplido, aún le quedó tiempo a Bale para redondear una magnífica actuación y resarcirse del error del penalti con su segunda asistencia, a Connor Roberts, que selló el definitivo 0-2.




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