Cuando aún la humanidad se recuperaba de los devastadores efectos de la II guerra mundial, la pérdida de Einstein y James Dean; en Caracas nacía la Sociedad Venezolana de Otorrinolaringología.
Corría el año 1955 y se celebraba el cuatricentenario de la ciudad señorial, Valencia, aquella que La Billo´s le dijo: “gracias te doy” por la belleza de sus mujeres. Ese mismo año, se inauguraba el Estadio hogar de los Industriales de Valencia, y que 10 años después, sería renombrado como José Bernardo Pérez, donde, hasta hoy, se celebran las glorias y derrotas de Los Navegantes del Magallanes.
En ese periodo, también en Caracas sucedían eventos como el primer juego sin hits ni carreras del béisbol venezolano que le propinó Lenny Yochim, jugador de los Leones del Caracas, a los Navegantes del Magallanes.
Era una Caracas ultra-moderna, segura, limpia, con muchos edificios y calles, que anunciaba la puesta en marcha del teleférico, donde se encontraron 56 visionarios, muchos de ellos con roce internacional, para constituir la primera junta directiva de la SVORL con el propósito de velar por la formación de sus agremiados y que hoy pretende “Ser una sociedad científica de referencia nacional como internacional en el mejoramiento continuo de sus miembros, a través de una formación continua, con la difusión de los mejores conocimientos y las tecnologías de avance en Otorrinolaringología, así como también en la promoción de los más altos valores éticos y profesionales de la especialidad en todos sus ámbitos.
Entre buenas noticias como el triunfo de la siempre bella, Susana Dujim, como Miss Mundo, la sustitución de la imprenta del diario El Carabobeño por una de mayor capacidad y la primera participación en un torneo sudamericano de baloncesto, que por cierto presentaba una plantilla que destacaba la presencia de figuras Valencianas (Mauricio Castillo, Arcadio Silva, Juan Landaeta, Juan Leiva, Gustavo López, Orlando Montes, Carlos Contreras, Mauricio Jhonson, Aníbal Jiménez, Arnaldo Jiménez, Rudy Ortiz, Miguel Salcedo).
También ese año hubo “golpes duros” como la muerte del narrador deportivo y piloto de carreras Pancho Pepe Cróquer, quien sufriera un accidente, mientras competía en la Vuelta de la Cordialidad de Barranquilla, Colombia; y malas noticias como la desaparición física en México, del poeta, abogado, escritor y político Andrés Eloy Blanco.
Igualmente, a lo largo de estos 62 años, la SVORL ha tenido muy buenas noticias como la admisión del Dr. Juan Armando Chiossone en el Collegium Oto-Rhino-Laryngologicum Amicitiae Sacrum, organización con sede en Burdeos, Francia, que congrega a los otorrinolaringólogos más destacados alrededor del mundo. Ha habido figuración internacional, de muchos de sus miembros, en actividades científicas de alto nivel y en la directiva de organismos internacionales como la Dra. Jaqueline Alvarado y Dra. Teolinda Mendoza de Morales, en la Asociación Panamericana de Otorrinolaringología y la Interamerican Association of Pediatric Otorhinolaryngology, por citar algunos notables ejemplos.
En los últimos años son muchos los “golpes duros” y malas noticias, pero gracias al temple y constancia de sus directivos, a lo largo de estos 62 años, la SVORL se ha mantenido a la vanguardia y velando por la formación continua de sus agremiados, especialmente de las nuevas generaciones, aunque consciente de la diáspora del talento que con tanto esfuerzo ha contribuido a formar.
Y así como Andrés Eloy Blanco en su coloquio bajo la palma dice:
Lo que hay que ser es mejor,
y no decir que se es bueno,
ni que se es malo,
la SVORL habla a través de sus insignes miembros que la han presidido y la actual junta directiva que se mantiene activa a pesar de la realidad nacional.