La polarización política en el país se ha diluido con la crisis. La mayoría de los venezolanos sabe que el gobierno de turno dejó a un lado los conceptos democráticos al pasar sobre la Constitución para impedir elecciones. El única herramienta que le queda al pueblo es la presión de calle, observó Carlos Luna, director de Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela.
El 23 de enero de 1958 Venezuela pensó que había enfrentado la última dictadura. En 1998 el gobierno revolucionario entró en democracia, con el tiempo estableció una autocracia competitiva y ahora para prevalecer, se quitó la fachada pseudodemocrática y reveló su rostro: un autoritarismo hegemónico para el cual la Carta Magna se hace letra muerta, lamentó Luna en entrevista ofrecida a Dhamelis Díaz en el programa Primera Voz, transmitido por El Carabobeño Radio.
Frente a la neodictadura a los venezolanos solo les queda luchar por sus derechos de forma pacífica en la calle. El miedo neutralizante no es una opción, advirtió el internacionalista, porque esa es la apuesta del Gobierno, que incluso deja espacio a la inseguridad, porque hoy condena a una especie de toque de queda a los venezolanos al caer la tarde.
El docente ucvista observó que el presidente Nicolás Maduro despliega una estrategia militar enfocada para mantenerle en el poder en medio de la crisis con una población sumisa, desmovilizada.
Sobre las recientes acciones de la Mesa de la Unidad Democrática, Luna recomendó apostar a la unificación del país sin importar las ideologías políticas, para sumar fuerzas y recuperar la credibilidad que se perdió a finales del año pasado.