El extremo del City anotó vía penal. Foto cortesía: Marca.

La selección de Islandia estuvo cerca de amargar a los ingleses este sábado y solo un penalti convertido por Raheem Sterling salvó a los de Gareth Southgate, que vieron además, cómo los islandeses fallaron una pena máxima.

El encuentro decidido por dos penaltis en el tiempo añadido, uno marcado por Inglaterra y otro posterior fallado por Islandia, apenas tuvo ocasiones de gol y pasó de una horrorosa primera parte a una segunda casi peor.

Un empate podía contentar a Islandia, pero no a Inglaterra, que tras diez meses fuera del fútbol internacional retornó con una imagen aburrida, sosa e incapaz de vengar con determinación a quienes cayeron de manera humillante en Niza hace cuatro años.

Durante los primeros 45 minutos, los ingleses se contentaron con tener la pelota e Islandia solo creó peligro a balón parado con alguna falta y algún córner que acabó en poco y nada.

La defensa de Islandia, que prácticamente estaba formada por los once jugadores, se limitó a esperar atrás, repeliendo las tímidas y poco creativas internadas de Inglaterra.

Asimismo, la mala suerte se alió con los de Gareth Southgate, que marcaron en un centro al segundo palo que se lanzó a rematar Harry Kane. Sin embargo, sin tiempo para celebraciones, el juez de línea anuló el tanto por fuera de juego.

La repetición pronto dejó en evidencia al asistente, puesto que no existía la posición ilegal, pero la ausencia de VAR en Reikiavik, capital de Islandia hizo que el partido continuase con el 0-0 inicial en la insulsa primera parte.

Solo los más optimistas confiaban en que Islandia tratase de hacer otra cosa en los segundos 45 minutos. Sin ningún tipo de presión, los nórdicos siguieron parapetados atrás y confiando en que un centro del campo llevado por Eric Dier y James Ward-Prowse no generase peligro.

Al final, las ocasiones de Inglaterra se perdían cuando Jadon Sancho o Raheem Sterling se quedaban sin ángulo en alguna de las bandas y con dos o tres islandeses obstaculizándolos.

Ante la impotencia de no superar el muro islandés, uno de los jugadores que sufrió en sus carnes la sonrojante eliminación en Francia se inmoló. Walker, que ya tenía una amarilla de la primera parte, se lanzó como un loco al suelo y cometió una falta que le supuso la segunda tarjeta.

Lo cierto es que el guión apenas cambió. Islandia se atrevió algo más, pero dando el empate por bueno, y a Inglaterra no es que le afectase mucho la expulsión, porque seguía sin ser capaz de penetrar las tres líneas defensivas montadas por Islandia.

Pero en un córner en el último minuto, Ingason bloqueó con una mano un disparo de Sterling y el árbitro concedió el penalti. El propio Sterling lo convirtió, pero no estaba todo dicho. A Islandia le quedaba un último pelotazo al área y Gomez derribó a un delantero inglés. El árbitro lo vio, decretó penalti y Bjarnason lo mandó por encima del larguero.

Los ingleses salieron de Reikiavik con los tres puntos y lideran el Grupo B con un triunfo a la espera de que jueguen Dinamarca y Bélgica.




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