El 18 de mayo de 1920 nació Karol Wojtyła, en el pueblo polaco de Wadowice.
Sus padres, Karol (teniente del Ejército Polaco) y Emilia (hija de un tapicero de Cracovia y costurera durante algún tiempo) tenían profundas convicciones católicas. Cuando el futuro Papa, tenía tan solo nueve murió su madre. De ahí en adelante la vida de Karol se transformó e, incluso, muchos de sus biógrafos señalan que su gran amor por la Virgen María, nació de la ausencia materna a temprana edad.
Durante su adolescencia, a Karol Wojtyla le nació la pasión por el teatro, y a los 19 entró de lleno a él convirtiéndose en actor. En ese tiempo participó en el Círculo de Teatro de Wadowice, un grupo de aficionados formado por alumno del instituto donde estudiaba; según dicen, el joven polaco era un artista brillante y casi siempre llevaba los roles estelares. Por si fuera poco, escribió varias obras de teatro, siempre con un mensaje cristiano.
En 1938 se graduó con notas sobresalientes y se comenzó sus estudios de Filología Polaca en la universidad, luego se trasladó a Cracovia con su padre.
Ya en la Universidad, Karol se entregó al teatro y a la poesía, de tal forma que hasta participó como director, escenógrafo y estrella de su propia compañía teatral.
Por aquella época inició la Segunda Guerra Mundial y Polonia fue invadida por los nazis, quienes cerraron las iglesias y desocuparon los seminarios. En esos días Lolek como lo llamaban sus amigos cariñosamente, trabajaba como repartidor y obrero en la cantera Solvay.
Su empleo como obrero se prolongó hasta 1941. En la navidad de ese año Karol padre cayó enfermo y más tarde falleció de un ataque al corazón. El joven tenía 20 años y decidió comenzar sus estudios en el Seminario clandestino de Cracovia, pues su país seguía invadido por los alemanes quienes pretendían eliminar a la Iglesia Católica. Bajo la clandestinidad, Karol Wojtyla se ordenó sacerdote en 1946. Los años transcurrieron y el joven vicario fue promovido por sus superiores a cargos de mayor rango dentro de la Iglesia Católica.
En 1958 es nombrado obispo de Cracovia; en 1962 a la edad de 42 años, recibe el título de jefe temporal de la diócesis de Cracovia. A finales de 1963 se convierte en arzobispo de esa ciudad.
Estos ascensos lo acercan al máximo cargo en la institución católica. Hacia 1967, el papa Paulo VI lo nombra cardenal, convirtiéndose así en uno de los prelados más jóvenes de la Iglesia Católica. Finalmente en 1978 a la muerte del papa Juan Pablo I, Wojtyla es elegido en Roma el Sumo Pontífice.
Fue el papa más joven en ocupar el trono del Vaticano con 58 años y durante sus casi 27 años de mandato superó numerosas marcas: no sólo fue el pontífice más viajero hasta el momento, sino también el que proclamó más santos y beatos durante su pontificado (el número de santos y beatos elevados a los altares por él equivale al llevado a cabo en los cuatrocientos años anteriores).
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