Después de salir de misa
a la plaza me fui un rato,
era una tarde fresca
y el ambiente estaba grato
De pronto una abuelita
le comentaba a su nieta;
hoy es día de luna llena,
se cumplirá la leyenda
¿Cuál leyenda? Dice usted,
le pregunta la niñita.
¡La leyenda de Tibaire!
Le contesta la abuelita
¡Cuente, cuente! usted doñita,
enseguida le pedí.
Y la abuela sonreída
comenzó a contar así
De Tibaire la Princesa
yo escuché una leyenda,
sucedió hace mucho tiempo
justo aquí, por estas tierras
Época en que llegaron
aquellos conquistadores
y al indígena enfrentaron
por unos varios factores
Por las tierras, el poder
por temor, y por amores,
De allí surgió esta leyenda
Entre verdades y rumores
El guerrero Jirajara
llamado el Cacique Queipa,
era el padre de Tibaire,
una preciosa princesa
Ahí había otro Cacique
de nombre Guaratarí,
le gustaba la princesa,
pero nunca le dio el sí
Y Guaratairí enojado
Fue secuestró a la princesa
también secuestró a su padre,
y su intención, les confiesa
Que ella y él se casarían
En ese mismo momento,
pero estando en plena boda
se interrumpe el casamiento
Pues llegó Don Juan Fernández
un capitán español
y enfrentándose al cacique,
evitaba aquella unión
Guaratarí es derrotado
y don Juan el capitán,
con Tibaire y con su padre
se retiran del lugar
Desde allí surge el amor
entre aquellas dos figuras,
y termina en matrimonio
resguardado con venturas
A Tibaire la bautizan
de nombre cristiano, Irene
fue bajo una cruz de ceiba
y su bondad crece, y deviene
Y esa cruz de ceiba estaba
donde está hoy, la Catedral,
justo aquí al frente vuestro
no lo vayan a olvidar
¿Y qué fue de la pareja
después aquel matrimonio?
No hay detalles, no hay escritos,
solo hay un testimonio
Es Tulio Febres Cordero
que con musa nos describe
fabulando esta historia
en “La hija del Cacique”
También su imagen se usa
en cortes de hechiceros
“su poder, es liberarte
de la pasión y los celos”
Pero hay por esta calle
una bonita leyenda
que dice, que los han visto
siempre que hay luna llena
Esta calle que hoy le llaman
la avenida Urdaneta
calle marte, fue en otrora
aquí se da la leyenda
Que caminan hacia el norte
agarrados de la mano
se les ve que van felices,
como dos enamorados
Pero la gente de ahora
no conoce de esta historia,
que se pierde con los años,
que se muere en la memoria
Rescatemos las leyendas,
los relatos de ciudad.
Porque eso es lo que forma
nuestra real identidad
La abuelita se marchó
y yo me quedé pensando,
¿Cómo recrear la leyenda
en una obra de teatro?
Y me dije; de seguro
pronto la voy a recrear
con mis amigos del grupo
Travesura Cultural
Don Pío Lara