Con las manos temblorosas
voy a escribir un relato
para hablarles de un gran hombre,
y tal vez futuro beato

Un ilustre valenciano
pastoreño, y buen amigo,
que a los cielos se marchó
fueron nubes, su camino

Me refiero a monseñor
Reinaldo del Prette L,
sacerdote convencido
que hacer el bien, nos conviene

Diecisiete de febrero
del año cincuenta y dos
en la ciudad de Valencia,
este muchacho nació

Entre calle Independencia
y la calle Libertad,
en la avenida Soublette
fue su hogar, su heredad

Allí estaba su familia
Mercedes Lissot, su madre
consentido por supuesto,
Jesús del Prette, su Padre

Alberto, Henry, Jesús,
también estaba Rosario,
sus hermanitos de sangre,
era su mayor erario

Allí conoció de cerca
sobre el Milagro del Jobo,
y otras historias bonitas
de la Virgen del Socorro

Tal vez fue de travesuras
hasta el vetusto Cabriales,
al viejo Puente Morillo,
o en tranvías, en sus finales

Y a la cruz de Constantino,
subiría para rezarle,
a la ermita, las tres cruces,
y algunas flores llevarle

Reinaldito, estudiaría
en el colegio La Salle,
y el “curita” le decían
por su entrega en los altares

Nuestra Señora del Socorro,
el Seminario Menor,
comenzó la secundaria
ya sentía su vocación

Luego al interdiocesano
el Santa Rosa de Lima,
en la ciudad de Caracas,
bachillerato termina

Allá en el año seis ocho
la mención humanidades,
pero sigue el compromiso
de servir entre bondades

Seguido, allá en la UCAB
estudia Filosofía,
vuelve al interdiocesano,
se gradúa en Teología

Para un catorce de agosto
de mil nueve siete seis,
se ordena de sacerdote,
es presbítero en ley

Monseñor Eduardo Henríquez,
quinto obispo de Valencia
lo bendice y lo recibe,
y le encanta su sapiencia

Siendo todo un sacerdote
va y cumple con su tarea,
pastorear a la familia,
la misión que más desea

“El problema de deterioro moral de la sociedad
ha sido la desintegración familiar”

Fue rector de seminario
Nuestra Señora del Socorro,
y capellán militar,
gran guardián y noble morro

De las Hermanas Franciscanas,
llegó a ser su capellán,
pro vicario, y más tarde
el vicario general

Párroco de Naguanagua,
y vicario judicial,
fue además el director
de la pastoral social

También fue administrador
apostólico de oficio,
San Carlos, Puerto Cabello,
con pureza y sin prejuicios

Pontificia Universidad
Gregoriana, la de Roma,
Derecho Canónico, él,
estudió y su fe se aploma

De la fundación Regnum
llegó a ser su director,
procurar más construcciones
de la iglesia, su misión

En mil nueve nueve tres
veinticuatro de diciembre,
en el Obispo de Altava
con humildad se convierte

Es el séptimo obispo
que a la diócesis regenta,
hasta el año nueve siete
cuando entrega puesto y cuenta

Fue obispo coadjuntor
Diócesis de Maracay,
y luego pasó a ser
el obispo titular

Ese cargo lo ejerció
desde el cinco de febrero
en el año dos mil tres,
con entrega y con esmero

Justo hasta el diez de abril
de aquel año dos mil siete
cuando el Papa Benedicto,
en arzobispo lo convierte

El tercero exactamente
diócesis de Valencia,
y él acepta complacido,
ser pastor aquí en su tierra

“Servid al señor con alegría”

Ese fue en aquel momento
su gran lema episcopal,
por supuesto lo cumplió
de una forma muy cabal

Porque Monseñor de Prette,
tenía siempre una visión
y muy clara su tarea,
no solo en la religión

Muy afable en su trato,
y una infinita sonrisa
a flor de piel, como se dice,
incluso, al dar sus misas

¡Un Cura dicharachero!
En la plaza repetían,
y una humilde sencillez,
así el pueblo lo veía

Es que siempre este prelado
a su gente le pedía
¡Hagan bien como Jesús,
justamente lo quería!

Fue pastor de Carabobo,
por exacto quince años
donde se ganó el cariño
de propios, y los extraños

Y es que en cada municipio
para el día de sus santos,
les llevaba su sermón,
y eran momentos gratos

Y en cada parroquia también
algo tenía que decir,
más allá de las lecturas
¡Siempre su lema… servir!

Impulso hacía los altares
la causa de monseñor
Don Salvador Montes de Oca,
y lo hizo de corazón

Defensor del catequista
por su entrega y su labor
¡Alli se siembra la fe,
y conocemos del creador!

Una voz recia envidiable,
un espíritu jovial,
amigo de los amigos,
siempre dispuesto a ayudar

A él le gusta cantar
y recitar algunos versos
Aquiles, Serrat, Cabral,
y lo hacía con sentimiento

De la Virgen del Socorro,
era ferviente devoto
¡La más bonita de todas!
Repetía muy jocoso

“Recibir la misión de Jesucristo
que es evangelizar,
es la esencia de la Iglesia Católica”

Y aunque era valenciano,
él le iba en el béisbol
a Tiburones de la Guaira,
lo decía con gran fervor

La Iglesia de Santa Inés,
ultima que consagró,
muy contento como siempre
ese día se le vio

Y hace poco lo escuchamos
celebrando los cien años,
de su diócesis querida
¡Ya estaba desmejorado!

Aun así, brindó el sermón,
luego iría hasta el teatro,
acompañando al Cardenal
ahí en su discurso grato

Hace poco un video
monseñor, nos compartió
tal vez, ya sabía su suerte
entonces se despidió

“Nadie sabe cuánto tiempo de vida Dios le dará.
No se puede convertir la vida en un atesorar de bienes, riquezas, poder y
placer, porque de eso, con la muerte no queda nada”

Él, en mayo, veintidós
de covid se contagió,
y aunque logró superarlo
su salud muy mal quedó

Guardó reposo constante
un tratamiento siguió,
pero el mal ya estaba hecho
y al final, lo derrotó

Pues un cáncer pulmonar
sin más se le complicó,
con un derrame pleural
y en silencio, lo venció

El veintiuno de noviembre
muy cerca del mediodía,
la noticia trascendió
¡Don Reinaldo Fallecía!

La ciudad se conmovió,
los devotos no creían,
pero, aunque duela decirlo,
monseñor, en bien partía

Y luego en capilla ardiente
por tres días estaría,
en su hogar, la Catedral,
para su feligresía

Hasta el día veinticinco
el funeral se cumplió,
a los pies de su Socorro,
y bajo el amparo de Dios

Saúl Figueroa, el obispo
Diócesis Puerto Cabello
ahí en la misa exequial
relató un mensaje bello

“Si el grano de trigo no muere queda infecundo.
Monseñor a muerto, pero precisamente su muerte
ha sido un signo de fecundación”

Y palabras como estas
siempre vamos a escuchar
porque Monseñor del Prette
bien se lo supo ganar

En una de tantas misas
que hubo en la Catedral,
un sacerdote me dijo,
casi a punto de llorar

Próximo a jubilarse
porque ya tenía la edad
un emérito arzobispo
¡Ha perdido la ciudad!

Me quedan bellos recuerdos
de este “Curita” jovial
ojalá que allá en el cielo
siga siendo tan genial

Oh mi virgen del Socorro
pido para monseñor
mucha paz para su alma
y una eterna bendición

Don Pío Lara

Posdata: Monseñor, junto a su palio arzobispal, lleve por favor la huesera (instrumento típico canario) que un día los Vasallos Candelareños, y Travesura “Tropical”, como usted los llamo, le obsequiaran en la misa de Nuestra Señora de la Candelaria, ahí en ese templo de la vetusta parroquia candelareña.




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