vertedero basura
En la vía El Paíto, al sur de Valencia, funciona este vertedero a cielo abierto (Foto: Dayrí Blanco)

El sur de Valencia es una estampa de todo lo que no debe ser. Sus habitantes luchan contra la deficiencia de servicios públicos, la falta de respuesta gubernamental, una severa crisis económica que se evidencia en las bolsas con alimentos para un día de quienes al menos pueden comprar algo, y, desde hace seis meses, en un vertedero de basura a cielo abierto que amenaza con convertirse en un problema de salud pública.

Todo empezó de repente. Camiones cargados con desechos sólidos, identificados con el logo de la alcaldía de Valencia y del Instituto Municipal del Ambiente (IMA) comenzaron a pasar por la avenida que conduce a El Paíto.

vertedero basura
Camiones identificados con el logo de la alcaldía de Valencia y del IMA ingresan al lugar (Foto: Dayrí Blanco)

Los vecinos no sabían de qué se trataba hasta que todo quedó claro a su vista: un nuevo botadero de basura. Pero, hasta la fecha, desconocen de su legalidad mientras padecen de malos olores durante todo el día, además de una proliferación de insectos y enfermedades en la piel y en la vista de niños y adultos.

Con la Ley Orgánica del Ambiente y la Ley de Gestión Integral de la Basura en sus manos, el dirigente vecinal, Ángel Moreno, mostró su preocupación al asegurar que en el lugar no se realizó ningún estudio de impacto ambiental. “Exigimos al ciudadano alcalde y al presidente del IMA que muestren los permisos sanitarios que debe tener este vertedero de basura”.

Es poco lo que se sabe al respecto. Desde El Carabobeño se intentó concertar una entrevista con el presidente del IMA, Santiago Brusco, y su única respuesta fue que de inmediato pediría autorización para declarar, y que “sería un placer poder explicar todo lo que hemos hecho para convertir a Valencia en una de las ciudades más limpias de Venezuela”. Al consultarle, 24 horas después, si había recibido la autorización no hubo más comunicación.

De La Guásima a El Paíto

Entrar a este botadero es ver de frente una réplica, aún en miniatura, del vertedero de La Guásima, que funcionó por 64 años en el municipio Libertador. Los zamuros ocupan gran parte de la visión y se reparten la basura con quienes hacen de todo por separarla y clasificarla por materiales, para venderla como mecanismo de subsistencia.

Marcos Martínez es uno de ellos. Él vive en una de las 30 comunidades que están muy cerca de este depósito de desechos, algunas a menos de 300 metros de distancia, como José Leonardo Chirinos. En total, son más de 20 mil habitantes los afectados.

vertedero basura
Habitantes del sur de Valencia reciclan basura para su sustento económico (Foto: Dayrí Blanco)

Sin trabajo ni ingreso fijo, hace cuatro meses encontró en el bote una manera de mantener a su familia. “Hago como 60 millones de bolívares al día y con eso compramos arroz y lo que haga falta en la casa. Es para medio comer”.

Él separa el plástico y el hierro entre toda la basura que llega en los más de 50 camiones que descargan los desechos en el sitio, y que son contados por vecinos como Manuel Aguiar.

“Lo que reciclo se lo vendo a la gente que llega ahí mismo. El negocio funciona ahí adentro”, dijo Martínez. De la misma manera operaba La Guásima. Casi todas las viviendas de las comunidades aledañas, en Libertador, dependían del trabajo de recolección que se hacía ahí, y era normal ver en las calles avisos en las casas que se convirtieron en recicladoras.

Personas de todas las edades trabajaban en La Guásima y lo mismo ya ocurre en El Paíto. “Mujeres embarazadas, viejitos y niños recogen basura… Nosotros estamos pendientes de ellos porque están los camiones y los tractores aplanadores”, relató Martínez.

Son visibles en este nuevo vertedero la improvisación de pequeños espacios con sábanas y muebles rescatados de la basura. Ahí se cubren del sol quienes recogen desperdicios para venderlos y sobrevivir.

“Esto puede ser peor que La Guásima, porque al menos allá había fosas, aquí nada de eso. Todo ha sido improvisado”, aseguró Moreno.

 

¿De El Tigre al verte

vertedero basura
En la vía El Paíto, al sur de Valencia, funciona este vertedero a cielo abierto (Foto: Dayrí Blanco)

dero de El Paíto?

Del colapso del vertedero de basura La Guásima se escuchaba desde hace mucho. En la década de los 80 fue la primera vez. Eran 53 hectáreas sobre las que surgieron muchas denuncias de negocios ilícitos y enfermedades entre la población.

Por años décadas se planteó y prometió la clausura de La Guásima. Francisco Ameliach, durante su gestión como gobernador, también dijo que la cerraría en 2017, pero no fue así. En diciembre de 2018 sí ocurrió y el mandatario regional, Rafael Lacava, dijo que fue un acuerdo entre los alcaldes de la Gran Valencia con el objetivo de acabar con los focos de contaminación.

Lacava explicó que los desechos sólidos de los seis municipios que dependían de La Guásima serían llevados a una Planta de Transferencia y Reciclaje en el sector El Tigre, del municipio Guacara.

Precisó que apostarían al proceso de reciclaje pues, a su juicio, podrían obtener recursos adicionales para el sustento de la entidad. Dijo que el dinero sería destinado al programa de distribución de alimentos subsidiados CLAP y la red de ambulatorios.

Fue así como El Tigre comenzó a recibir cerca de siete mil toneladas de basura al día que, rápidamente, empezaron a colapsar el lugar, según vecinos de comunidades del sur de Guacara, que desde el cierre de La Guásima padecen de los efectos negativos en su salud de la quema de basura.

Hasta ahora se desconocen los motivos de la creación del botadero en El Paíto al que ingresan constantemente camiones identificados con un cartel en el que se lee “uso oficial”, junto a los logos de la alcaldía de Valencia y del IMA, “hasta las 10:00 p.m. o la 1:00 a.m.”, de acuerdo a una vecina de José Leonardo Chirinos que prefirió no identificarse.

También se desconoce el estatus real del relleno sanitario El Tigre en Guacara y de los procesos de reciclaje que se desarrollan ahí. Por los momentos, los vecinos del sur de Valencia solo quieren respuestas y que su calidad de vida no empeore cada día más. Ellos no quieren tener una réplica de La Guásima ni una extensión de El Tigre en las cercanías de sus viviendas.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.