El presidente brasileño, Michel Temer, expresó este viernes su condena a la «paralización ilegal» de la Policía Militar en el estado de Espíritu Santo, donde una huelga policial ha desatado una ola de violencia que causó 121 muertos esta semana.
En una nota oficial, Temer advirtió también sobre una posible expansión del movimiento de protesta policial a otros estados y dijo que el Gobierno actuará con todo el rigor para contenerlas, pues se trata de «comportamientos inaceptables».
Explicó que, una vez desatada la huelga en Espíritu Santo, ordenó el envío a esa región de 2.000 soldados del Ejército con la finalidad de restablecer el orden, e instó a los policías militares a que vuelvan al trabajo y negocien sus salarios dentro del respeto a la ley.
La huelga policial comenzó en Espíritu Santo el pasado sábado y fue seguida por una ola de violencia y saqueos a comercios que han causado pérdidas calculadas hasta ahora en unos 200 millones de reales (64,5 millones de dólares).
La protesta tuvo una réplica este viernes en el estado de Río de Janeiro, donde varios batallones de ese mismo organismo de seguridad permanecieron acuartelados.
Las protestas reflejan la gravedad de la crisis económica que sufre Brasil y los problemas financieros que ahogan a la mayoría de los estados del país, que han retrasado el pago de los salarios de funcionarios públicos y congelado las percepciones laborales, lo cual afecta incluso a los cuerpos de Policía.