El presidente brasileño, Michel Temer, afirmó hoy que aún no ha definido al candidato que apoyará en las elecciones presidenciales de octubre próximo pero que lo hará en el «momento oportuno» debido a que considera que un aspirante que defienda su Gobierno tiene muchas posibilidades de vencer.
«Habrá un momento para la definición (del candidato) y el Gobierno tendrá que posicionarse en el tiempo apropiado», afirmó el jefe de Estado en un artículo publicado hoy en el portal en internet del semanario Veja y distribuido por la propia Presidencia.
En la nota, titulada «El candidato de oposición», el mandatario recordó que en 2018 Brasil celebrará elecciones presidenciales, legislativas y regionales y que algún aspirante podrá asumir las banderas de su Gobierno y beneficiarse de los actuales indicadores económicos del país.
Temer asumió la Presidencia en mayo de 2016 para sustituir a la destituida Dilma Rousseff, de quien era vicepresidente, y desde el comienzo de su gestión afirmó que no aspirará a la reelección en octubre próximo y que su intención es poner en marcha varias reformas impopulares pero necesarias para Brasil para que su sucesor tenga mejores condiciones de gobernar.
En el artículo negó que en recientes declaraciones en las que elogió e hizo comentarios sobre algunos posibles candidatos hubiese manifestado su preferencia por alguno.
Entre los posibles candidatos que pueden obtener el respaldo de Temer figura su ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, que no ha negado sus aspiraciones, y el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, que buscar posicionarse como líder de la mayoritaria centro-derecha brasileña.
Igualmente puede buscar el respaldo del Gobierno el actual gobernador del estado de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, que aspira a ser postulado nuevamente por el Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).
Pero todos los posibles candidatos oficialistas aparecen con pocas opciones en las encuestas de intención de voto, en las que el gran favorito es el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva, cuyas aspiraciones dependen de que la Justicia no confirme la condena por corrupción que le fue impuesta en primera instancia.
El segundo que figura en las encuestas es el líder ultraconservador Jair Bolsonaro, un polémico oficial de la reserva del Ejército que siempre ha elogiado el régimen militar que gobernó Brasil entre 1964 y 1985.
En su artículo, Temer se pregunta sobre cuál será el discurso de los candidatos de la oposición ante los éxitos alcanzados por un Gobierno que viene cumpliendo un programa preestablecido e impulsando «reformas necesarias» sin «ninguna preocupación de naturaleza electoral».
«No sin razón dimos saltos vigorosos en el combate a la recesión, la reducción del número de desempleados, la apertura de la economía, la disminución de los tipos de interés y de la inflación, y la recuperación de las estatales», afirmó.
Con un ligero crecimiento en 2017, Brasil salió de la grave recesión que enfrentó en los dos años anteriores y, según los datos oficiales, terminó el año pasado con la menor inflación en casi dos décadas, los menores intereses en varios años e indicadores menores de desempleo.
Admitió que la semana pasada una agencia de calificación de riesgo redujo la nota de Brasil, pero aclaró que lo hizo pese a que el nivel de riesgo del país cayó desde 360 hasta 146 puntos y tan sólo por la incertidumbre que hay en el país por ser un año electoral.
Temer, en su artículo, se preguntó si la oposición será capaz de hacer campaña contra el Gobierno por haberle impuesto un límite al aumento de los gastos públicos y haber impulsado una reforma laborista destinada a reducir el desempleo.
En ese caso, dijo «también tendrá que alardear que es contraria a la caída de la inflación (del 10 % en 2016 al 2,95 % en 2017), contra la caída de la tasa básica de intereses (del 14,25 % al 7,0 %), contra la cosecha récord de granos, contra la caída consecuentemente del precio de los alimentos y contra la recuperación de las estatales».
