El presidente brasileño, Michel Temer, firmó hoy un decreto que establece una intervención federal en el área de seguridad en el estado de Río de Janeiro, que en los últimos meses ha sido sacudido por una creciente ola de violencia.
"Ustedes saben que el crimen organizado casi que se apropió del estado de Río de Janeiro, en una metástasis que se expande por el país y amenaza la tranquilidad de nuestro pueblo", dijo Temer tras firmar el decreto en un acto realizado en el Palacio presidencial de Planalto, en presencia de ministros y otras autoridades.
La decisión de decretar la intervención federal fue adoptada tres días después del fin del carnaval, la fiesta popular más importante de Brasil y, en particular, de Río de Janeiro, donde este año se vio manchada por numerosos y graves episodios de violencia.
Según Temer, el decreto entra en vigor inmediatamente, pese a que deberá ser ratificado por el Parlamento por imperativos legales.
De acuerdo a la Constitución, las cámaras legislativas deberán ser convocadas para debatir el asunto en un plazo de díez días, pero tanto la directiva de la Cámara de Diputados como del Senado ya han manifestado su respaldo a la medida y anunciado que será tratada la semana próxima.
Temer explicó que adoptó esa medida extrema porque todas las circunstancias así lo exigen y aseguró que habrá respuestas duras y firmes para enfrentar y derrotar al crimen organizado.
"No podemos seguir aceptando pasivamente la muerte de inocentes. Es intolerable que estemos enterrando madres y padres de familia, trabajadores, policías, niños y niñas, y que veamos barrios enteros sitiados, con sus escuelas bajo la mira de fusiles", declaró Temer sobre la realidad que vive día a día la población de Río de Janeiro.
El mandatario también subrayó que la intervención federal, que en la práctica trasladará a las Fuerzas Armadas el comando de todas las áreas de seguridad pública en ese estado, abarcará también sectores como el presidiario y la vigilancia de las carreteras.
"No veremos más avenidas en trincheras, los presidios dejarán de ser oficinas para los bandidos y nuestras plazas no serán más del crimen organizado sino que estarán reservados a la gente honesta", declaró.