El actor Ralph Fiennes en un fotograma de la película "El Menú". Foto: EFE/ Eric Zachanowich/Searchlight Pictures

Platos imposibles de alta cocina, la comedia negra y el horror psicológico son los ingredientes que se imponen en «The Menu», dirigida por Mark Mylod, que eleva la experiencia gastronómica a niveles extremos con una trama rebuscada y agria.

Una pareja formada por la misteriosa Margot (Anya Taylor-Joy) y su acompañante Tyler (Nicholas Hoult), un joven obsesionado por la gastronomía más refinada, viaja en barco hasta una remota isla para disfrutar de una experiencia inolvidable: una carísima cena en el exclusivo restaurante Hawthron, con menú elaborado por el celebrado chef Julian Slowik (Ralph Fiennes).

Así comienza a hilarse una historia que orbita alrededor de un selecto grupo formado por doce comensales adinerados, ávidos por paladear una vivencia al alcance de muy pocos y degustar el cuidado menú -a 1.250 dólares por cabeza-, ideado por Slowik.

Dirigida por Mark Mylod («Juego de Tronos» y «Succession»), con guión de Seth Reiss y Will Tracy, la película fusiona con habilidad elementos satíricos con escenas de violencia máxima.

La tensión aumenta a medida que avanza la presentación de los platos, como «The Island (La Isla)» -vieira cruda y algas- o «The Mess» (El desorden)» -filete asado y médula ósea-, cada uno envuelto en una historia macabra y expuesto de manera ceremonial.

La actriz de origen anglo-argentino y nacida en Estados Unidos Anya Taylor-Joy admite a EFE que fue «la originalidad» del guión lo que le hizo sentirse atraída por ese proyecto.

«Me llamó la atención el aspecto satírico (del filme), la comedia negra.. Es una película realmente original. Y es sorprendente. No te suelen llegar cosas así con frecuencia y quise ser parte de esto», indica la actriz.

La distante Margot es la comensal inesperada de la velada y uno de los personajes más complejos y enigmáticos de la cinta. Esta no oculta su absoluto desprecio por esa comida conceptual y mínima, y el rebuscado ritual que acompaña cada plato, situándola en una especie de duelo psicológico con el oscuro chef Slowik.

De su experiencia de trabajar con Fiennes, Taylor-Joy resalta que esos personajes, de alguna manera, se «reconocen el uno en el otro» y logran en pantalla una atractiva química «sin que en ningún momento haya ninguna conexión sexual».

«Me sentí muy conectada con Ralf en cuanto nos conocimos. Ambos sentimos una profunda reverencia por actuar y por tu compañero de baile, y conseguimos un nivel adorable en el que sentirnos cómodos y seguros. Él es un actor muy generoso y me ha encantado trabajar con él», señala a EFE.

Por contra, Nicholas Hoult («About a boy») cuyo personaje, Tyler, está obsesionado hasta la devoción por el chef y lo que este representa, confiesa a EFE que «el mundo de la comida puede ser irritante porque puede ser pretencioso y falso», al igual que su papel.

De Tyler incide en que es «alguien que se siente atraído por esa idea de culto, de secta, y por el chef y está desesperado por ser parte de todo esto. Es un tipo solitario y resulta irritante».

La experiencia de ser dirigidos por Mark Mylod

Tanto Taylor-Joy como Hoult elogian la manera de dirigir de Mylod, de quien alaban su manera de lograr que todos los actores se sintieran a gusto en el rodaje y que ir a trabajar no resulte una experiencia demasiado intensa, dado que pasaron meses en un espacio reducido.

«Es uno de los tipos más majos que puedes conocer. Súper delicado, amable, generoso», recuerda la actriz, que comenta que «generalmente el director marca el tono de cómo te vas a sentir (en el set). Y su tono aquí fue: ‘Todos estamos juntos en esto, todo el mundo es libre de probar cualquier cosa, no hay jerarquías, vamos a jugar’. También improvisamos un montón. Es la libertad».

Para Hoult también fue «increíble» trabajar con el cineasta y ver cómo «buscaba respuestas durante el rodaje, junto con los actores».

Añade que, a otro nivel -aunque igualmente importante- Mylod es el tipo de director que consigue relajar el ambiente: «Si tienes a 12, 15, 20 actores juntos en la misma sala, esto puede terminar siendo un absoluto desastre -comenta, riendo-, pero él marca el tono perfecto y hace que todo el mundo se sienta cómodo. Es un director increíble».




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