El tiempo apremia y la presión aumenta. La hegemonía se descompone en medio de un abrumador rechazo nacional y un creciente rechazo de la comunidad democrática internacional. Si sus jefes fueran revolucionarios en el sentido de comprometidos de manera radical con una ideología revolucionaria, estarían dispuestos a resistir. Pero son cualquier cosa menos revolucionarios.

Cuando se denuncia que la hegemonía imperante en Venezuela es una narco-dictadura no se quebranta la verdad para nada. La criminalidad organizada y el oficialismo rojo no tienen fronteras que se puedan distinguir. Son una misma realidad siniestra que está destruyendo a la nación venezolana. Por eso el cambio político de fondo que el conjunto del país aspira y reclama, no puede seguir esperando.

Maduro y sus colaboradores, lo que quieren es tiempo. Tiempo para tratar de abrir un margen de maniobra. Pero no creo que esta vez consigan salirse con la suya. Se sabe de sobra que el continuismo de Maduro sólo podría significar el agravamiento de la catástrofe que padece el país. No hay derecho que Venezuela esté en la lona en medio de una bonanza petrolera mundial.

Las tensiones al interior del poder deben ser muy fuertes. En particular en la Fuerza Armada. No podría ser de otra manera, porque los militares y sus familias conocen la tragedia que acontece en Venezuela. Los mandos superiores se presentan como alineados con Maduro, pero la estructura general de la FAN debe tener muchos problemas. De tan dramática condición se puede salir con el cumplimiento de la doctrina militar de la Constitución formalmente vigente.

El reloj del señor Maduro le está sonando la alarma. Llegó la hora definitiva, en la que su ilegitimidad no se puede seguir sosteniendo. La combinación de los conflictos internos, del masivo descontento, y del reconocimiento de muchos gobiernos democráticos a la necesidad de cambios políticos, tiene una fuerza muy importante.

Esa fuerza se requiere para superar la hegemonía y para impulsar un proceso de reconstrucción integral de Venezuela. Sí, el tiempo apremia y la presión aumenta. Tic tac…

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