Oficial de la Policía de Carabobo leyó la lista de los presos que fueron trasladados a la cárcel de Tocuyito. (Foto Angel Chacón)

Después de 48 horas de haberse producido el motín en la Comandancia de la Policía de Carabobo, que arrojó como saldo 68 personas muertes, según lo anunciado por el Ministerio Público, ningún vocero oficial ha informado sobre las causas que motivaron el hecho.

Hasta ahora solo el fiscal general de la república, designado por la Asamblea Nacional Constituyentes, Tarek William Saab, ha hablado de cifras pero en su cuenta de Twitter. Fue este funcionario quien confirmó el fallecimiento de 66 reos y dos mujeres que habían pernoctado en el recinto policial. Refiere el fiscal que fue en un incendio pero no da más detalles.

LOS HECHOS

Se supo extraoficialmente que el fuego habría comenzado a las tres de la madrugada.

Aunque en menor proporción que el miércoles, este jueves había familiares buscando información en la comandancia policial ( Foto Angel Chacón)

Se conoció que los motivos de las muertes son variadas (armas de fuego, armas blancas y quemaduras). Adicionalmente hay 98 privados de libertad con quemaduras, muchos de los cuales fueron trasladados a distintos centros de salud, donde fueron atendidos y devueltos a la comandancia policial.

Regionalmente se tenía previsto que el secretario de Seguridad Ciudadana, José Domínguez, declarara al respecto, pero entrada la tarde, todavía no había recibido autorización para hacerlo.

Un número no determinado de patólogos, provenientes de localidades de Carabobo y de otros estados, fueron los encargados de certificar las muertes en la misma comandancia policial.

Los cuerpos de los 68 fallecidos comenzaron a ser entregados el martes en la noche. Este jueves al mediodía ya habían salido para distintas funerarias 45 ataúdes.

Según se conoció de manera extraoficial los cuerpos fueron llevados a las funerarias La Esperanza, La Resurrección de Cristo y La Protectora, donde se iban a preparar para entregarlos posteriormente a sus familiares para que les den cristiana sepultura.

Algunos familiares pudieron ingresar a la comandancia este jueves. ( Foto Angel Chacón)

POR IDENTIFICAR

Cerca del mediodía de este jueves, solo quedaban en la comandancia policial 23 cadáveres de reos que no habían sido identificados.

Los familiares esperaban afuera por noticias. Cerca de las 11:00 am, una patóloga mandó a decir con unos de los parientes, que tenían que consignar una foto reciente el interno, que permitiera su reconocimiento para luego entregárselos.

Según dijo la señora, además de la foto, también podía ser un tatuaje, una cicatriz o algo que confirmara que se trataba de su familiar.

TRASLADOS

Para disipar la angustia de los familiares a la entrada de la comandancia, un jefe policial de apellido Bondaremko, salió y leyó la lista de los internos que estaban siendo trasladados para otros recintos penitenciarios.

De acuerdo a lo indicado 47 fueron remitidos para el Centro de Formación para el Hombre Nuevo “El Libertador”, 14 para la mínima de Tocuyito y 9 para la cárcel vieja, Tocuyito.

Los traslados comenzaron a realizarse este mismo jueves desde las primeras horas de la mañana.

De acuerdo a los datos hasta ahora aportados, en la comandancia policial estaban recluidas más de 200 personas.

VERSIONES

Amelia Fernández señaló que los policías no pueden acusar a los “muchachos” de haber causado el incendio, por qué tendrían que explicar, quién les dio la gasolina.

Hilda de Narváez aseguró que si los internos tienen armas y droga es porque los mismos funcionarios policiales les cobran para que las puedan pasar.

Una mujer señaló que al parecer el enfrentamiento con los policías se generó, porque entre todos los presos comunes compraron un aire acondicionado para mitigar el calor, pero un funcionario de apellido Carrera, les quitaba la corriente cada vez que le daba la gana y ellos se molestaron.

Felix Bruguera denunció que le cobraban para poder ver a su hijo. (Foto Angel Chacón)

Un anciano de nombre Félix Ramón Bruguera, dijo que su hijo tenía cuatro meses retenido en la policía, pero solo podía venirlo a visitar cada quince días, porque los policías le cobraban hasta 50 mil bolívares por permitir verlo una hora.

Según señaló, su hijo Eduardo Ramón Bruguera, le pidió en varias oportunidades que pagara pero que no dijera nada en público, porque si no a él lo iban a matar.

“Nunca lo denuncié y mire igual me lo mataron”, decía entre llantos.

Marlene Aranguren estaba desesperada. Su hermano no apareció en la lista de muertos,  pero tampoco en la de heridos ni las de traslado. Estaba en la Navas Spínola desde el miércoles en la mañana, pero seguiría esperando el tiempo que fuera necesario hasta encontrarlo.

 




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