Tom Cruise es recibido con una gran ovación en el Festival de Cannes. Foto: EFE/EPA/GUILLAUME HORCAJUELO

Con una gran ovación y las 1.000 personas de la sala Debussy del Palacio de Festivales puestas en pie ha sido recibido esta tarde Tom Cruise en el multitudinario encuentro con la prensa organizado por el Festival de Cannes con motivo del homenaje que le rinde en su segunda jornada.

El festival le rinde tributo por el conjunto de su carrera coincidiendo con el treinta aniversario de su única aparición en el certamen, cuando vino a presentar el filme «Far and Away», del director Ron Howard.

Ahora Cruise estrena «Top Gun: Maverick», secuela del mítico filme de Tony Scott de 1986. La estrella de Hollywood mantiene una conversación en el escenario con el periodista Didier Allouoch y esta noche participará en el preestreno mundial de su nuevo filme.

En vísperas del preestreno, Cruise visitó a la Patrulla Aérea francesa en Cannes, que esta tarde sobrevolará la alfombra roja.

Pasión por el cine

Fiel a su propia leyenda de última súperestrella global de Hollywood, Tom Cruise ha asegurado este miércoles en Cannes que el cine es y será siempre su pasión, que nunca hará películas para una plataforma y que, a sus casi 60 años, su lema sigue siendo aprender todo lo que pueda y no tener miedo a preguntar.

«Todos soñamos con algo, mi sueño y mi pasión es el cine, podría hacerlo siempre (…), nunca tomo nada por sentado y doy lo mejor de mi cada día», ha repetido casi machaconamente en una conversación con el periodista Didier Allouoch a la que ha sido invitada la prensa sin posibilidad de hacer preguntas.

El delegado general del festival, Thierry Frémaux, lo ha presentado como el actor con mejor media de películas buenas a lo largo de su carrera y uno de los pocos comprometidos en exclusiva con el cine frente a las series o incluso la publicidad.

Siguiendo el guion, Cruise ha asegurado que nunca cedería a presiones para estrenar antes en una plataforma que en una sala de cine: «eso nunca sucederá», ha subrayado entre aplausos.

Tres veces nominado al Oscar -por «Magnolia», «Nacido el 4 de julio» y Jerry Maguire»-, Cruise ha contado que su pasión por el cine le viene de niño y que a los cuatro años ya soñaba con hacer películas, algo que veía como sinónimo de «aventura y hacer cosas salvajes».

Antes de cumplir los 18 realizaba pequeños trabajos como cortar la hierba o vender postales puerta a puerta. «El dinero que sacaba era para ver películas», ha recordado. Al cumplir la mayoría de edad consiguió su primer papel y ahí empezó también su aprendizaje.

«Nunca fui a una escuela de cine, mi escuela han sido los platós», ha señalado y ha hecho hincapié en que desde el primero momento aprovechaba cada rodaje para observar y aprender lo que se hacía en los distintos departamentos de la producción.

«Esa ha sido mi educación, he tenido suerte por la gente con la que he trabajado y nunca he tenido miedo a preguntar cuando no entendía algo», ha dicho.

Actor icónico

Parte de esa leyenda que gira en torno a Tom Cruise también tiene que ver con su empeño en no usar dobles y aprender a pilotar si hace de piloto («Top gun»), a cantar si es un cantante («Rock of ages») o a jugar al billar como un profesional («El color del dinero»).

«Nadie le preguntaba a Gene Kelly porqué bailaba y cantaba él, me gusta hacer las cosas por mi mismo», ha explicado. «Pensar que lo imposible es posible me motiva y creo que es mejor tratar de hacerlo tú porque, aunque fracases, sales con algo aprendido».

Volviendo a su infancia ha recordado una anécdota de niño cuando, envuelto en una sábana que simulaba un paracaídas, se lanzó desde el tejado de su casa y se estampó contra el suelo. «Lo primero que pensé es que mi madre iba a matarme, pero es por ese niño que hago todo esto».

En su defensa de las salas de cine, que le sitúa en sintonía con un festival que no admite películas que no se estrenen en salas, ha asegurado que hay una manera «muy específica» de hacer películas para la gran pantalla, que no tiene nada que ver con la televisión.

Y sobre el tiempo que ha tardado en estrenar una secuela de «Top gun» -36 años- ha dicho que no quería decepcionar al público. «Una película tiene que conectar con el público, nos dejamos la piel para que funcione y, creedme, eso lleva tiempo».




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