Con un salario de tres mil bolívares semanales debe sobrevivir un trabajador del primer turno de la empresa Kraft en Carabobo, así lo expresaron sindicalistas que protestaban frente a las inmediaciones de la compañía en la Zona Industrial para exigir mejoras laborales.
Los precios de los alimentos sobrepasan este sueldo, un producto como en el caso de la azúcar cuesta cuatro mil 700 bolívares, la harina se consigue en tres mil 500 bolívares, café en 12 mil bolívares, sin sumarle los gastos de colegio, salud y vestimenta.
Los aumentos salariales del Estado no están sujetos para los trabajadores de Kratf, se rigen por la convención colectiva, la misma fue creada para beneficios del empleado pero ahora con la crisis económica del país representa un problema.
Desde hace ocho meses están exigiendo un ajuste salarial, pero las puertas de la gerencia les son cerradas. La razón dada a los trabajadores por la cual no han aceptado ese aumento se debe a que no están generando suficientes ganancias, a pesar que los sindicalistas aseguran que la producción ha subido desde diciembre de 2016 un aproximado de 60 por ciento.
Los sindicalistas hacen un llamado a Antonio Núñez, gerente general de Kraft en Venezuela y a Iliana Millán, gerente de recursos humanos en la planta de Carabobo para que aprueben sus peticiones. Les han entregado documentos explicativos donde establecen comparaciones de la cesta básica y su salario, como justificación del ajuste que exigen.