(EFE)

La amenaza del presidente de EE.UU., Donald Trump, de abandonar el acuerdo nuclear iraní si no se corrigen sus defectos es una arriesgada apuesta que pone en riesgo el futuro del pacto multilateral y aisla a Estados Unidos respecto a una comunidad internacional que lo defiende, según expertos.

Atado por las duras críticas que dirigió al acuerdo firmado en 2015 durante la larga campaña electoral del pasado año, e irritado por el requisito legal de tener que certificar cada 90 días al Congreso estadounidense que Irán está cumpliendo con el pacto, Trump pasó hoy de la retórica a la acción con una ambiciosa petición.

«Trabajaremos con el Congreso y nuestros aliados para afrontar los muchos defectos graves del acuerdo, para que el régimen iraní nunca pueda amenazar al mundo con armas nucleares», aseguró Trump.

La exigencia del mandatario abre la posibilidad de que el Congreso imponga condiciones unilaterales o «líneas rojas» que, de ser cruzadas por Irán, desatarían automáticamente la imposición de las sanciones que Estados Unidos levantó en virtud del acuerdo firmado junto a Francia, Reino Unido, Alemania, China y Rusia.

Esa posibilidad, bienvenida por los líderes republicanos en el Congreso pero contemplada con escepticismo por muchos demócratas, podría hacer que se tambaleen las bases del pacto, según Jarrett Blanc, que fue el encargado de la implementación del acuerdo nuclear en el Departamento de Estado bajo el Gobierno de Barack Obama.

«Si el Congreso aprobara una ley que cambiara de facto los términos del acuerdo más allá de sus límites actuales, eso podría llevar al fin del pacto», porque las otros países firmantes entienden que un Congreso nacional no puede cambiar un acuerdo internacional, advirtió Blanc.

Por otra parte, no hay «ningún apetito entre los europeos, los rusos o los chinos de abrir nuevas negociaciones» sobre los programas nuclear y balístico iraní, añadió el experto, que trabaja en el centro de estudios Carnegie Endowment for International Peace.

«Nada de lo que el presidente ha hecho hoy permitirá a su Administración cambiar los términos del pacto», pronosticó.

«Esto es, simplemente, Estados Unidos aislándose hasta un extremo que creo que no hemos visto desde la antesala de la guerra del Golfo» en 1990, opinó Blanc.

El Gobierno de Trump ha reconocido que es improbable que Irán acceda a renegociar el acuerdo nuclear, y ha propuesto en cambio alcanzar con los países firmantes un nuevo pacto que sirva como suplemento al de 2015, y que haga frente a sus preocupaciones.

En concreto, Washington quiere eliminar las fechas de caducidad de las restricciones al programa nuclear de Irán, corregir lo que considera débiles mecanismos de inspección de las instalaciones atómicas iraníes y hacer frente al programa balístico de Teherán.

«Puede que no lo consigamos, puede que no podamos arreglarlo y que acabemos fuera del acuerdo», pero Trump quiere intentar corregir las deficiencias del pacto, afirmó este jueves a periodistas el secretario de Estado de EE.UU., Rex Tillerson.

Es una apuesta arriesgada, dado que lleva atado el peso de la amenaza de Trump de retirarse del pacto si no consigue corregirlo en un periodo muy corto de tiempo, en palabras del mandatario.

Poco después del discurso de Trump, el Reino Unido, Francia y Alemania afirmaron en un comunicado conjunto que continúan comprometidos con el acuerdo nuclear, y pidieron al Congreso de EE.UU. que no reintroduzca las sanciones que se levantaron a Teherán.

Es improbable que el Congreso decida imponer esas sanciones a corto plazo; algo que, según ha admitido Tillerson, pondría fin al acuerdo, pero la idea de que trate de modificar unilateralmente los términos del pacto es peligrosa, porque el resto de potencias firmantes podrían verlo como una violación, según Blanc.

Para el experto, la única forma en la que Estados Unidos podría convencer a sus aliados de negociar de nuevo sobre el tema es «si hubiera primero un periodo de implementación exitosa» del pacto.

«Pero crear todo este drama de telenovela sobre el acuerdo no es en absoluto la forma de resolver otros problemas», subrayó Blanc.

Menos crítico es Peter Feaver, un experto en estrategia de seguridad estadounidense en la Universidad de Duke, quien reconoció que lo presentado hoy por Trump es, cuanto menos, una estrategia bien pensada, que consiste por ahora en sacudir el barco del acuerdo nuclear sin hundirlo todavía.

«Trump está amenazando con hacer algo que mucha gente no quiere que haga, para conseguir que otros hagan cosas que hasta ahora no han querido hacer», resumió Feaver en la revista Foreign Policy.

Aunque hay una posibilidad de que esa amenaza convenza a los aliados a tomarse en serio las preocupaciones de Trump, será «muy difícil» que el mandatario consiga su objetivo, especialmente dada la falta de «disciplina» de su Administración, opinó Feaver.




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