El presidente de Estados Unidos, Donald Trump (foto referencial)

Estados Unidos anunció este viernes que otorgó el permiso a la canadiense TransCanada para la construcción del oleoducto Keyston XL, dando así la aprobación final a un proyecto que había sido congelado por el anterior gobierno de Barack Obama.

Uno de los primeros actos de Donald Trump tras asumir la presidencia de Estados Unidos en enero, fue otorgar una luz verde condicional para el proyecto transfronterizo, que Obama había suspendido debido a preocupaciones ambientales.

Tras una nueva revisión del proyecto, el subsecretario de Estado Thomas Shannon otorgó el permiso presidencial, concluyendo entre otras cosas que «servirá al interés nacional», indicó el Departamento de Estado.

El titular de la diplomacia estadounidense, Rex Tillerson, exjefe del gigante petrolero ExxonMobil, no participó en la decisión luego de dar un paso al costado ante denuncias de conflictos de interés en el asunto.

El proyecto prevé la construcción de un oleoducto de 1.900 km, 1.400 de los cuales en Estados Unidos, hasta las refinerías de la costa del Golfo de México.

Según TransCanada, este proyecto contribuirá con 3.400 millones de dólares en el producto bruto interno estadounidense.

Keystone XL fue durante mucho tiempo un tema espinoso entre Washington y Ottawa. Ferviente defensor de la industria petrolera, el ex primer ministro canadiense Stephen Harper, predecesor de Justin Trudeau, argumentó varias veces ante la administración Obama para defender la causa TransCanada. Sus esfuerzos fueron en vano.

Siete años después del primer pedido, Obama se rehusó en noviembre de 2015 a concederle a TransCanada el permiso presidencial necesario para iniciar los trabajos alegando que «no es del interés nacional».

«El oleoducto no haría bajar el precio de los combustibles para los consumidores estadounidenses», dijo entonces Obama, quien alegó además que la obra tampoco refuerza la seguridad energética de Estados Unidos.

TransCanada respondió en enero de 2016 en los tribunales de Estados Unidos con una demanda de 15.000 millones de dólares por daños y perjuicios.

La firma apuesta a este oleoducto para transportar el petróleo canadiense hacia nuevos mercados. Los actuales ductos están saturados y los productores canadienses de hidrocarburos cuentan con este oleoducto para enviar petróleo hasta las refinerías del Golfo de México, donde podrá ser luego exportado a otros países.




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