"La Organización de las Naciones Unidas fue fundada con metas verdaderamente nobles", dijo.
Pero "en años recientes no ha alcanzado su potencial total debido a la burocracia y a la mala administración", afirmó Trump, que en el pasado sostuvo que la organización funciona como un "club para que la gente se junte, charle y pase un buen rato".
Estados Unidos es el principal financiador de la organización creada al concluir la Segunda Guerra Mundial, pero Trump amenaza con reducir drásticamente esos fondos, lo cual para el secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, crearía "un problema irresoluble" para la institución.
"Ningún Estado miembro debería cargar de manera desproporcionada con la responsabilidad, ni militarmente ni financieramente", dijo Trump este lunes, sentado entre Guterres y la embajadora estadounidense Nikki Haley.
Haley fue una gran impulsora del recorte de 600 millones de dólares al presupuesto de las misiones de paz de la ONU este año.
La embajadora estadounidense ante la ONU destacó el viernes que hay más de 120 países que apoyan la declaración presentada por Estados Unidos que pide una reforma de la ONU y dijo que es "una cifra milagrosa" que muestra que hay apoyo para "un paquete masivo de reformas" que serían dirigidas por Guterres.
Francia y Rusia han reaccionado con frialdad a la iniciativa de Estados Unidos, preocupados de que la primer potencia mundial esté más centrada en recortar su presupuesto que en mejorar la eficiencia de la ONU.
Este martes, al iniciarse la Asamblea General anual de la ONU en presencia de unos 130 líderes mundiales, dominada por la escalada nuclear y balística de Corea del Norte, el acuerdo nuclear con Irán y la situación de los musulmanes rohinyá en Birmania, Trump volverá a tomar la palabra delante del célebre mármol verde.
Todos los ojos estarán puestos en el imprevisible presidente de Estados Unidos, para ver cómo compagina su política de "Estados Unidos primero" con el multilateralismo defendido por la ONU.