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La etiqueta #ElCarabobeñoNoSeDetiene logró más de mil 500 menciones en la red social. Columnistas, trabajadores y amigos de la libertad de expresión manifestaron su indignación ante el segundo cierre que, en menos de un año, enfrenta el único medio impreso independiente de Carabobo.

Luis Alejandro Borrero | @LABC7

La libertad de expresión tiene amigos. Son siempre solidarios. El jueves, luego de convocarse un tuitazo nacional en solidaridad con El Carabobeño, se recibieron múltiples manifestaciones de solidaridad en las redes sociales. El Diario del Centro enfrenta, por segunda vez en menos de un año, tener que suspender la impresión de un producto editorial. Esta vez no se sabe cuándo se encenderán de nuevo las máquinas que le dieron vida a la empresa de 83 años.

Las reacciones sobre la última edición del semanario #LaVerdadImpresa, se difundieron a través de Twitter. Empleados, columnistas, organizaciones civiles y personalidades mostraron su descontento por lo que Carolina González —jefa de redacción— calificó como un nuevo golpe. Algo que, al ser un medio sin cortapisas, era de esperarse.

El periodismo independiente está acosado. Ese fue el corto y contundente mensaje de Laurentzi Odriozola. El fundador del Valencia Press Club culpó a la vil hegemonía comunicacional de este nuevo golpe contra El Carabobeño.

Para Milagros Socorro, quien cada semana aportó su pluma con una página en la sección de opinión del semanario, manifestó su solidaridad en la red social. “Tengo el inmenso honor de ser columnista del diario, libre e independiente”. Dijo que, tras esta nueva dificultad, la empresa no se detendrá.

Los trabajadores mantienen la frente en alto. Simone Monasterio es coordinadora de El Carabobeño Radio, una de las nuevas propuestas del medio. A través de Twitter dijo que los principios no se negocian. “En la vida hay momentos donde agradeces en donde trabajas y hoy le agradezco a Dios por estar en El Carabobeño”.

Basyl Macías, redactora del área cultural y ancla del programa “Huella Cultural” de El Carabobeño Radio, aseguró que la empresa no va a claudicar. No se detendrá luego del anuncio del cierre del semanario. En su caso el compromiso es intacto.

La sociedad civil también respondió. María del Pilar Pertiñez, defensora de derechos humanos, abogada y esposa del preso político Iván Simonovis, —encarcelado de manera arbitraria por el Gobierno— dijo que la razón por la que no se le vende papel a El Carabobeño es por ser un ejemplo de documentar la injusticia con la que se ha arremetido desde el Ejecutivo contra opositores.

La etiqueta #ElCarabobeñoNoSeDetiene logró posicionarse en la red social. Hubo más de mil 500 menciones de apoyo ante la crisis que generó el Gobierno desde 2013, cuando monopolizó el negocio de la obtención de materia prima con la creación del Complejo Editorial Alfredo Maneiro (CEAM). Desde entonces la obtención de papel se hizo de manera discrecional. Al ser crítico al Gobierno, mostrando sus fallas y poniéndose del lado de la gente, el Diario del Centro no recibió el beneficio del papel barato que otros medios sí tuvieron.

Luego de suspenderse la edición diaria, el 17 de marzo de 2016, la empresa optó por un nuevo formato para seguir en las calles. Esta vez como un semanario. #LaVerdadImpresa fue la propuesta que, con temas de investigación, variedades, agenda propia y ciudadanía, rescataron un espacio que, en Carabobo, ha sido tomado por lo que González define como la hegemonía comunicacional. Ya no hay diarios que de manera independiente hagan frente, escudados en la verdad, a las atrocidades del Gobierno de Nicolás Maduro y del gobernador Francisco Ameliach.

Pero mantener la propuesta se hizo imposible. Los precios del mercado negro, a donde se tuvo que acudir en búsqueda de materia prima, se dispararon. Mientras Maneiro vendía el kilo de papel en 30 bolívares a periódicos amigos, El Carabobeño tenía que comprarlo a más de dos mil 300 bolívares por kilo. El negocio se hizo insostenible. Lo más indignante, contó González, es que ese papel provenía de Maneiro y sus redes de distribución pero terminaba, por corrupción, en manos inescrupulosas.

Para El Carabobeño el futuro está claro: seguir informando. Esa ha sido su labor desde que, en 1933, Eduardo Alemán Sucre fundara una compañía que buscaba el triunfo de las mejores iniciativas. En la que sus páginas fueron tribuna abierta para todas las corrientes de pensamiento que conllevaran al desarrollo de la región y del país en general. La receta será la misma: concentrar esfuerzos en el área digital. A través de la página web www.el-carabobeno.com la sociedad seguirá encontrando periodismo de calidad, que no se arrodilla.

 




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