La campaña militar rusa en Ucrania se acerca a los 80 días, con el Ejército ucraniano intentando desgastar al ruso en el campo de batalla, mientras que las tropas rusas siguen avanzando muy lentamente en la región del Donbás ante crecientes temores de que el conflicto se alargará en el tiempo.
Según el informe diario del Estado General de las Fuerzas Armadas de Ucrania, los rusos centran "los principales esfuerzos del grupo de aviación en apoyar la actividad de las unidades en la zona operativa del este: concretamente en las direcciones de Slobozhansky, Donetsk y en el área de la acería de Azovstal", en la ciudad de Mariúpol, donde aún resisten cerca de un millar de soldados, según Kiev.
El parte castrense señala que "se dispara artillería a lo largo de casi toda la línea de contacto" entre rusos y ucranianos y creen que existe una "alta probabilidad" de que se produzcan nuevos "ataques con misiles contra la infraestructura civil y militar en toda Ucrania".
Rusia, a su vez, informó de que las milicias de Lugansk, apoyadas por las tropas de Moscú, lograron alcanzar la frontera administrativa de la república popular de Lugansk, tras hacerse con el control de la localidad de Popasna, donde había combates desde hace casi dos meses.
Según el portavoz ruso de Defensa, el general mayor Ígor Konashénkov, las milicias de Lugansk, apoyadas por tropas rusas, pudieron "romper la defensa enemiga" y eliminar a "hasta 120 nacionalistas, 13 carros blindados y 12 otros vehículos".
El anuncio de la parte rusa fue calificado de "fantasía" por el gobernador regional de Lugansk, Serhiy Gaidai, y hasta el momento otras autoridades ucranianas no han vuelto a comentar el tema.
Azovstal sigue sin rendirse
Los últimos defensores de Mariúpol, atrincherados en la planta de acero de Azovstal, volvieron a acusar hoy a Rusia de bombardear la fábrica con artillería pesada y aviación.
A la vez, el asesor de la alcaldía de la ciudad, Petro Andriuschenko, aseguró que en las instalaciones de la gigantesca fábrica aún se encuentran civiles que no pudieron salir durante las operaciones de evacuación organizadas la semana pasada bajo el auspicio de la ONU y la Cruz Roja.
"Mariópol. Azovstal. Además de los militares, al menos 100 civiles permanecen en refugios", escribió en su cuenta de Telegram el asesor municipal, según la agencia Interfax-Ukraine.
El batallón Azov publicó por su parte imágenes de combatientes heridos y pidió urgentemente tomar medidas para su evacuación a territorios bajo control de Kiev.
El presidente de Rusia, Vladímir Putin, dijo la semana pasada que Moscú estaba lista para garantizar la salida segura de los civiles de Azovstal y urgió a presionar a Kiev para que permita a los militares deponer las armas.
El pasado 7 de mayo, Moscú y Kiev dieron por completada la operación de evacuación de civiles de Azovstal tras la salida de otro grupo de 50 mujeres, niños y ancianos de la planta, donde se encontraban desde los comienzos del asedio ruso de la portuaria ciudad de Mariúpol.
Un conflicto largo sin ganadores
Tras la falta de grandes anuncios en el desfile militar en la Plaza Roja con ocasión de la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial, aumentaron los temores que las operaciones militares en Ucrania se pueden alargar en el tiempo.
Según la inteligencia británica, Putin no proclamó ayer un éxito militar significativo debido a unas fallas operativas y tras subestimar la resistencia ucraniana.
De acuerdo con el parte británico, es probable que el plan de operación rusa se haya basado en la suposición errónea de que encontraría una resistencia limitada y sería capaz de rodear los centros de población rápidamente.
Esta suposición, indica la información, llevó a las fuerzas rusas a intentar una operación inicial ligera, destinada a lograr una victoria rápida con un costo mínimo.
El director de la inteligencia del Pentágono, Scott Berrier, dijo por su parte que ahora mismo no están ganando ni los rusos, ni los ucranianos y esta situación de estancamiento "puede durar un tiempo".
Lección aprendida por Bielorrusia
Ante los combates en Ucrania y la ayuda occidental a Kiev, Bielorrusia anunció hoy un refuerzo de sus tropas en zonas fronterizas y el comienzo de la segunda fase de unas maniobras iniciadas el 4 de mayo para ensayar la capacidad de reacción de sus efectivos.
El presidente bielorruso y el mayor aliado de Moscú, Aleksandr Lukashenko, aseguró además que Bielorrusia ha aprendido "mucho" de la campaña militar rusa en Ucrania, y que él ahora tiene mejor conocimiento de las necesidades de su Ejército.
Al comentar la actividad de la OTAN cerca de la frontera bielorrusa, Lukashenko dijo que para Minsk no puede haber sorpresas.
"Los servicios de inteligencia deben funcionar, nadie debe tomarnos por sorpresa", aseveró.
Bielorrusia debe "ver qué es lo que están haciendo los rivales cerca de nuestras fronteras y responder", aseguró.
Con todo, subrayó que su país "no es un agresor" y "no va a atacar a nadie" primero.