Decenas de doctores y enfermeras de distintas nacionalidades forman parte de la tripulación del «Flying Eye» (Ojo Volador), el único avión hospital del mundo donde se realizan cirugías oftalmológicas y se enseñan los últimos tratamientos médicos en esta especialidad.

Parqueado en el aeropuerto de Santiago, a simple vista, nada diferencia a este hospital aéreo de una aeronave comercial. Pero al entrar, uno se encuentra en uno de los más modernos centros médicos del planeta, que pasa el 80% del año capacitando a oftalmólogos de todas partes del mundo.
Gracias al acuerdo entre la Universidad Católica de Chile y de la ONG estadounidense Orbis, propietaria de la aeronave, este hospital con alas llegó a Chile para capacitar a estudiantes de oftalmología chilenos, bolivianos y peruanos, quienes aquí tienen la oportunidad de aprender las últimas tecnologías. Veintiocho oftalmólogos, anestesiólogos, enfermeras y arsenaleras (ayudantes) de 15 países forman parte de la tripulación de este particular avión, donde también se realizan operaciones gratuitas de cataratas, glaucoma o problemas de retina producto de la diabetes.
«Mi hospital cambia de paisaje cada tres o cuatro meses y cambia de pacientes. Tenemos en un viaje pacientes de Camerún, en otro viaje, de Mongolia. Los participantes (residentes) hablan distintos idiomas; cambia el clima, cambian las enfermedades», relata a la AFP Andreas Di Luciano, un oftalmólogo chileno de 31 años, a cargo del área de simulación y entrenamiento quirúrgico.
Vestido con un elegante traje azul como el de un piloto de avión, Di Luciano tiene a su cargo a los cerca de 50 residentes que durante dos semanas realizarán prácticas en el avión y quienes al final del curso recibirán un certificado que avala su participación. En Chile no realizarán operaciones pero en su paso por Perú en abril del año pasado, se practicaron cerca de un centenar de intervenciones gratuitas.
El primer avión de Orbis alzó vuelo en 1982 –con un viaje de Houston a Panamá-. Desde entonces, han cambiado dos veces de aeronave. En 2016, comenzó a utilizarse el actual DC10, donado por la empresa de envíos Fedex.
Todos los equipos en su interior también fueron donados a Orbis, una ONG que reúne hoy a unos 400 profesionales de la medicina oftalmológica voluntarios de más de 30 países, que comparten sus habilidades para intentar solucionar uno de los mayores problemas de la salud ocular en el mundo: la falta de médicos especialistas, sobre todo en los países en desarrollo.
Tecnología de punta
Tras cruzar una puerta corrediza hacia un pasillo, se encuentran las salas donde se ubican los equipos de simulación en las cuales se practican las cirugías con maniquíes, máscaras de rostros humanos y ojos artificiales.
«Es mucho mejor entrenar en estas tecnologías que entrenar en pacientes reales ya que pueden ocurrir complicaciones que pueden producir ceguera», justifica Di Luciano.
La simulación acorta el tiempo de aprendizaje de los alumnos y permite formar oftalmólogos más competentes, quienes podrán realizar cirugías en menor tiempo y con mejores resultados, agrega. «Es diferente que trabajar en un humano, pero ayudan a tener más confianza a la hora de tratar a una persona», dice Silvia Medina, residente boliviana, de 28 años.
En otro de los pabellones, residentes observan en microscopios, aprenden a usar las máquinas láser y los equipos de realidad virtual. «Tienes la opción de hacer muchas cosas y siempre estás asesorado. Lo bueno es que el trabajo se filma; y puedes aprender de tus propios errores», agrega Medina.
También se instaló una sala de operaciones, de pre y post operatoria de pacientes, de esterilización de instrumentos quirúrgicos, administración e informática. Lo único que aún queda de un avión comercial común, además de la cabina de mando, son los 46 asientos en la parte delantera de la nave, que son utilizados como salón de clases.
Anualmente, el avión visita al menos 10 países. En 2017, en hospital aéreo se realizaron 96.000 cirugías y más de 62.000 especialistas fueron entrenados.



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