En medio de la eclosión de la peor crisis económica de la historia de Venezuela, asolados además por una pandemia que tiene al mundo contra las cuerdas, asistimos como espectadores a un cisma entre las posturas radicales en materia monetaria de los chavistas radicales u ortodoxos, y los “liberales”.

El andamiaje antiliberal del chavismo entra en conflicto con las posturas relativas en cuanto a la generación de liquidez monetaria para financiar el déficit fiscal, sin importar los efectos de la hiperinflación y otro sector que apela por una política restrictiva a saber, aquella relativa a la aplicación astringente desde el encaje legal, que generase menor grado de monetización y por ende logre abatir la impopular hiperinflación. Sin embargo, aún entre el chavismo “liberal”, la idea de monetizar el déficit fiscal es un atavismo palpable entre sus filas.

Justo de este sector “liberal” del chavismo es que surgió la idea de proponer un descuento único de incentivo para ser distribuido entre la industria bancaria, estos aproximados 69 millones de dólares, constituyen casi la mitad del total de depósitos en dólares atesorados en la industria bancaria, misma que desde septiembre está siendo afectada por una política hostil de encaje legal, cercana a un coeficiente de 100% y ajustada durante el primer trimestre de 2020 a 93%.

Es necesario explicar que es el encaje legal o el nivel de reservas, es una objetivo instrumental, el más básico, para transmitir la política monetaria y tiene como propósito inmovilizar los montos de depósitos manejados por la industria bancaria en el Banco Central, ese valor antes de septiembre de 2018 era cercano al 35%, luego de esa fecha se ajustó a un 100% y posteriormente, durante los primeros meses de la pandemia bajó ligeramente a 93%. Con un mero ejemplo se puede explicar mejor: si la industria bancaria tiene 100 millones de bolívares en depósitos, con un encaje legal del 93% deberá colocar inmovilizados en el BCV 93 millones, es decir quedando sólo 7 millones para prestar.

El encaje legal o reservas atesorables pueden ralentizar desde el multiplicador monetario la relación entre liquidez y base monetaria, el volumen de liquidez para los créditos, afectando así los niveles de crecimiento y de actividad económica. Esta sequia de créditos, no será revertida por el establecimiento de esta política de conferimiento de montos descontados a través de un incentivo para la banca. El objetivo lejos de garantizar el fomento al crédito, es aliviar el déficit de reserva de la banca.

De hecho se determina un déficit de encaje técnico que no es más que la diferencia del saldo en cuenta corriente de un banco en particular el último día hábil de la semana de observación, este saldo está afectado por el vencimiento de todas las operaciones interbancarias, pactadas a través del sistema de transferencias de fondos interbancarios. Aeste monto se le restan los requerimientos de encaje del banco, sujetos a obligaciones netas el último día hábil de una semana de observación. Se advierte entonces la interacción entre el propósito de disminuir la brecha entre el saldo en cuenta y los requerimientos del encaje legal.

Finalmente, se propone la relación entre los ratios, razones entre los déficits de encaje particular y los requerimientos de encaje también particulares de cada banca, ese porcentaje promedio de índole particular es extrapolado a la industria y también se relacionan los déficits totales de la industria con los requerimientos totales de encaje legal para el subsistema bancario. De esta manera se logran correlacionar las necesidades de inmovilizar las reservas de cada banco y del subsistema en las arcas del ente emisor, manteniéndose pues los coeficientesde encaje indemnes y por ende, la sequía en créditos.

El monto único de descuento busca entonces relacionar los déficits y requerimientos particulares con los del subsistema entero, en torno a factor paramétrico de tolerancia máxima de déficit del sistema, por debajo del cual se confiere el monto de 30 billones de bolívares, unos 69 millones de dólares, que explican la miniaturización tanto del crédito, como del tamaño de la industria bancaria. Este parámetro omega “Ω”, es un factor de comparación o de vínculo entre los déficits de encaje particular y los de la industria bancaria, el déficit de encaje para la banca es cercano a los 19 billones de dólares, cifra que mantiene insoluta la industria bancaria con el órgano emisor, quedando solo para intermediar 11 billones, luego de descontar el monto de incentivo único del valor de déficit de cartera, es decir unos escasos 25 millones de dólares, mismos que pese a su monto despreciable, en una semana han hecho disparar el tipo de cambio a niveles alarmantes, hundiendo al salario y a las pensiones en valores menores a un dólar al mes.

Esta medida solo busca garantizar la recuperación del déficit del encaje legal, otorgar créditos aislados y fomentar una expansión del tipo de cambio, y a través del efecto passthrough, o transferencia,producir fomento y presión al alza de precios y destrucción de la paridad cambiaria del salario mínimo real y de las pensiones, sometiendo a la miseria a casi seis millones de connacionales.

Las prácticas de aplicar modos astringentes en la política monetaria, que a la postre no limiten la emisión de dinero artificial, como este descuento que no proviene del componente de inversión de la demanda agregada, dejan indemne el caldo de cultivo para la presencia de la muy impopular hiperinflación, que es repudiada por los sectores neoliberales del chavismo, cuyas ataduras ideológicas no les permiten atacar la fuente matriz de la hiperinflación, a saber el fomento del déficit fiscal por la monetización. Sigue permaneciendo en el chavismo un sector dogmático radical que promueve la expansión del gasto público financiado por la monetización, la aplicación de multas, confiscaciones y control de precios. Este sector esta asesorado por técnicos de la izquierda española, y el grupo de corte liberalconsidera plausible la dolarización, el proceso de estabilización fiscal y está asesorado por técnicos de la izquierda ecuatoriana.

 

Entre estas dos aguas se presenta este ajuste, por así llamarlo, del encaje legal que no flexibiliza nada en lo absoluto, mantiene el coeficiente de encaje indemne y solo garantiza la recuperación de los déficits de encaje que mantiene la industria bancaria con el Banco Central de Venezuela.

En 2013, el tamaño de los depósitos de la industria bancaria era de 80 mil millones de dólares, en 2016 se había contraído hasta 20 mil millones de dólares y en 2017 había caído hasta 12 mil millones. Hoy ocupamos el último lugar en la región, nuestra industria bancaria es más pequeña que la de Honduras, siendo Venezuela 8,15 veces más grande en superficie y tres veces más grandes en población que este país,  nuestra industria bancaria es infinitamente más pequeña, lo cual indica el daño inoculado por 22 años de una coalición anacrónica en el poder.

País US millones Depósitos % Depósitos
Brasil 754.014 42,22
México 270.000 15,12
Chile 261.000 14,66
Colombia 146.000 8,18
Perú 86.326 4,83
Panamá 54.282 3,04
Argentina 33.013 1,85
Ecuador 31.314 1,75
Costa Rica 30.518 1,71
Bolivia 24.225 1.36
Guatemala 23.490 1,32
Belice 22.959 1,29
Uruguay 15.400 0,86
Paraguay 14.890 0,83
Salvador 13.162 0,74
Nicaragua 3.822 0,21
Honduras 567 0,03
Venezuela 165 0,01

 

Finalmente esta modificación en el encaje legal solo persigue estabilizar de manera fiscal el déficit de encaje de la industria bancaria con el Banco Central, hacer inviable la paridad del Bolívar y acudir a un proceso de dolarización que depende del exiguo valor de las reservas operativas del Banco Central, cuyo monto aún abarca el múltiplo de este proceso, a saber, un millardo de dólares, de los aproximados seis mil millones en Reservas en manos del ente emisor.

El proceso mediante el cual los bancos crean dinero, es tan simple que la mente lo rechaza”

John Kenneth Galbraith.




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