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El Tribunal Supremo del Reino Unido denegó hoy a los padres del bebé de 23 meses Alfie Evans, que sufre una enfermedad cerebral degenerativa sin cura, el derecho a apelar la decisión judicial previa de que su hijo sea desconectado del soporte artificial que lo mantiene vivo.

La máxima instancia judicial británica ha rehusado considerar por segunda vez el caso presentado por ambos progenitores, Tom Evans, de 21 años, y Kate James, de 20, que esta semana perdieron en la Corte de Apelaciones un recurso para poder trasladar a su hijo a Roma, a fin de pueda seguir recibiendo tratamiento.

Al ser denegado ese traslado, pidieron que se vuelva a estudiar su caso bajo el argumento de que su hijo está «detenido» de forma ilegal en el hospital Alder Hey Children’s de Liverpool (Inglaterra), una petición que fue rechazada por el Supremo, que cerró además el camino para recurrir a otras instancias.

«El hospital debe ser libre para hacer lo que se ha determinado que es mejor en el interés de Alfie. Esa es la ley en este país. Ninguna petición a la Corte Europea de Derechos Humanos en Estrasburgo puede o debería cambiar eso», dice el dictamen del Supremo.

Los padres del bebé ya habían perdido una primera ronda de su batalla legal, que pasó por el Tribunal Superior británico, la Corte de Apelaciones, el Supremo y la Corte Europea de Derechos Humanos.

Los médicos consideran «irreversible» la dolencia de Alfie, quien permanece en estado «semivegetativo» por causa de una enfermedad degenerativa que ha «erosionado» su cerebro, aunque no ha sido diagnosticada de forma concluyente.

El Supremo ha ratificado asimismo el plan expuesto por los médicos ante la Corte de Apelaciones para poner fin al tratamiento del bebé y acabar con su vida, un plan del que no se difundirán detalles para preservar la privacidad de la familia.

Los jueces admitieron que se trata de un caso «desesperadamente triste, especialmente, por supuesto, para los padres de Alfie», que «quieren hacer todo lo que esté en su poder para mantenerlo vivo».

«También es triste para las personas que han estado manteniendo con vida a Alfie durante tanto tiempo, los médicos y las enfermeras del hospital Alder Hey», señala la decisión divulgada por el Supremo.

«Tanto ellos como nosotros debemos afrontar los hechos. Alfie parece un bebé normal, pero la opinión unánime de los médicos que le han examinado y han visto los escáneres que se le han hecho es que prácticamente la totalidad de su cerebro ha sido destruido. Nadie sabe por qué», argumentan los jueces.

La dolencia que sufre el bebé «significa que Alfie no puede respirar, comer ni beber sin un tratamiento médico sofisticado», agrega el escrito con la decisión judicial, que subraya asimismo que «no hay esperanza» de que el bebé «nunca vaya a mejorar». EFE




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