Foto EFE
Un musical rinde homenaje desde este jueves en Miami al «cuatro», una pequeña guitarra de cuatro cuerdas que «ha vivido una ardua travesía, igual como lo han hecho más de seis millones de venezolanos que cada día se mezclan con nuevas culturas alrededor del mundo», según dicen sus creadores.

«Papá cuatro», definido como «teatro musical documental», se estrena el 7 de julio en el Teatro Colony, una joya del estilo Art Decó de Miami Beach, es también un homenaje al cantante y compositor venezolano Simón Díaz (1928-2014), autor de «Caballo viejo» entre otros muchos temas.

«Somos cinco principales, cinco músicos con el mismo peso en todo el espectáculo compartiendo con el público nuestra experiencia como músicos emigrantes», dice a Efe la vocalista y actriz venezolana Mariaca Semprún, afincada desde hace cinco años en Miami.

La reconocida artista lleva «la voz cantante» del espectáculo producido por la compañía Miami New Drama.

La acompañan el virtuoso cuatrista Miguel Siso, compositor y productor venezolano ganador del Latin Grammy en 2018 por su producción «Identidad»; el arpista Eduardo Betancourt, también ganador del Latin Grammy; Mafer Bandola, intérprete de bandola, otro instrumento tradicional, y el baterista Adolfo Herrera, nominado al Latin Grammy.

Semprún ha interpretado a grandes de la canción como la francesa Édith Piaf y la cubana La Lupe. Por este último trabajo obtuvo una nominación al Grammy Latino en 2020.

«Son retratos de nuestras vidas y de lo que es nuestra cultura. Son pequeños cuadros que relatan la historia personal de nosotros y al mismo tiempo la historia la musical de país», comenta en el descanso de un ensayo.

Según la producción del espectáculo, el cuatro venezolano «es uno de esos pocos instrumentos musicales capaces de salvaguardar tradiciones, cultura e identidad».

La puesta en escena, con arreglos musicales que corren a cargo de los mismos artistas que actúan en «Papá cuatro», recorre todos los géneros regionales del país.

UN VIAJE INTERIOR CON «REVISIÓN» PERSONAL

Sobre «Papá cuatro», que lleva la firma del director escénico Juan Souki, Semprún especifica que se trata de «un proceso bien experimental», un tipo de «teatro documental».

«La puesta nos ha obligado a nosotros a viajar hacia adentro y revisar el saldo de lo que ahora somos y sentimos, cómo la música sigue siendo el refugio, el punto de encuentro y el bálsamo», dice la venezolana.

En lo particular, Semprún afirma haber sido «muy afortunada».

«Desde que me vine (a Miami) fue con un proyecto musical sobre Édith Piaf, en este mismo teatro, y estuve girando tres años por México, España y Estados Unidos».

Ahora, en «Papá cuatro», narrará un periplo musical, que incluye su encarnación de la reina del latin soul, La Lupe, quien en 1966 grabó el disco «La Lupe y su alma venezolana».

«Nos une que terminamos siendo artistas del exilio. Ella se convirtió en la primera cantante femenina de la Fania (All Star)», dice sobre la intérprete de unos de los temas más populares del pentagrama latinoamericano de los 60: «Puro teatro».

Pero, puntualiza, no cantará canciones de La Lupe, sino narrará «la anécdota» a través de «un repertorio de canciones venezolanas tradicionales».

La artista siente «un privilegio enorme» por este reencuentro con artistas con los que actuó varias veces en su país natal.

Según detalló Semprún, el arpista Betancourt llega a Miami desde Boston, la bandolista Bandola desde Nueva York, el baterista Herrera, al igual que ella, está afincados en el sur de Florida, y Souki, el director, vive en Canadá.

«El cuatrista es quien de más lejos viene, de Irlanda, de Dublín, vino especialmente para este show», dice.

«Es una obra que enaltece a virtuosos músicos venezolanos que en los últimos años han buscado suerte en diversos territorios encontrándose con resultados muy diversos. En algunos casos han disfrutado del éxito vertiginoso y en otros, han tenido que enfrentarse a caminos no exentos de dificultades», apunta Souki.

La compañía Miami New Drama dice en un comunicado que «Papá cuatro» es «una obra creada y presentada por inmigrantes para inmigrantes y para cualquiera que desee vivir una experiencia musical auténticamente venezolana.

Preguntada por lo que significa para ella el teatro documental, Semprún dice que «es un género que mezcla todo el trabajo escénico con la realidad, documentos históricos y referencias reales».

«Se suele hacer como teatro multimedia, no es un musical como tal ni un documental, es un híbrido», remarca sobre esta obra que estará en cartelera en principio hasta el 31 de julio próximo.




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