Era de los que los del norte llaman un “self-made man”. Un hombre hecho por sí mismo, autodidacta vitalicio, sobrecargado de dosis de fuerza de voluntad y ansias de superación. Tuvo 6 hermanos, incluido un gemelo suyo que vivió pocos días. Con misia Amelia, su madre y misia Eusebia, su abuela, los 5 niños vivieron y se criaron en el caserío Laja Blanca, cerca de Las Trincheras.
Desde muy pequeño mostró su voluntad de superación y, todavía adolescente, un sacerdote salesiano, que oficiaba en la Iglesia Nuestra Señora del Carmen en Las Trincheras, lo animó y ayudó para que se marchara a Valencia en busca de mayores oportunidades para evolucionar como el ciudadano de bien que fue.
Y en Valencia comenzó una nueva vida. Se formó como comerciante y empresario por vocación propia, y aprendió inglés por correspondencia, y se sentía muy orgulloso de ese logro, en una época cuando no existían internet ni las aplicaciones para celulares con cómodos cursos para aprender idiomas. Así, se empleó como mandadero (o “muchacho de mandados”, como se les llamaba en aquellos tiempos a los ahora llamados “office-boy” tras el advenimiento de las empresas petroleras), para luego ir escalando posiciones en el mundo
empresarial: telefonista y telegrafista en la norteamericana Telephone and Electrical Appliances Company (TEAC, adquirida por la CANTV en 1930), chofer particular, visitador médico, vendedor de enciclopedias, y comerciante. Como tal, representó a una empresa capitalina importadora de equipos de refrigeración y aparatos reproductores de sonido, además de una conocida marca de harina de maíz, que se publicitaba como un “gran producto nacional”.
Emprendedor de negocios y amante de la buena música, en 1942 se hizo también empresario teatral y promotor cultural, trayendo a Valencia compañías de ópera y zarzuela, con gran aceptación de los melómanos que llenaban las butacas del Teatro Municipal, siendo conocido en el ámbito mundial del bel-canto. También fue uno de los promotores de la restauración del Teatro Municipal en 1971, cuando se lo dotó de aire
acondicionado, reparación de butacas con nuevo tapizado, sustitución de cortinas, etc.
Pero su actividad y dinamismo en la actividad comercial no eran suficientes si no participaba también en la actividad gremial, promoviendo el comercio local desde su posición como miembro de la Cámara de Comercio de Valencia, y creando un lema que estimulaba la promoción del consumo local, exhortando a los consumidores a preferirlo antes que la competencia foránea: “Si vives en Valencia, compra en Valencia”.
Pero su inquietud y dinamismo no le permitían darse por satisfecho con todo lo que había logrado en la vida, en favor de la ciudad, su cultura y su desarrollo: El 1 de abril de 1973 fundó la revista “In-Fórmate”, una publicación centrada en temas científicos, literarios, históricos y sociales, que tiene como objetivo resaltar los atractivos de la ciudad y proporcionar información de interés para todos los sectores de la comunidad. “In-fórmate”, declarada Patrimonio Cultural de la Ciudad, con ocasión de sus primeros 25 años de fundada, cesó su impresión mensual en Octubre del 2006, dadas las restricciones gubernamentales para dotar de papel a las empresas editoras independientes. Fue su emprendimiento más querido, a quien consideraba su hija menor, además de los tres hijos que tuvo de su matrimonio con Rosario Herrera Cedeño.
Era un hombre cuyo sencillo nombre merece ser incorporado a la nomenclatura valenciana: Pedro Rojas.