En el bando democrático venezolano no se perciben mayores avances. Mientras tanto, el régimen se atornilla con su Asamblea Nacional recién estrenada y empieza a buscar el límite, como siempre hace, amenazando con cárcel a los diputados de la AN 2015 (a los opositores, por supuesto), e incluye en la lista a Juan Guaidó, que aún es reconocido por decenas de países en el mundo libre como líder de la legitimidad. El oficialismo propone la banalidad de sumarle una estrella nueva a la bandera, para que se hable, se critique y se pierda tiempo en pendejadas. Y la gente se desespera. O no. Quizás simplemente asume su cotidianidad y se enfoca en las tareas diarias de supervivencia: la cola de la gasolina, los dólares para la comida, la búsqueda de proteínas baratas, el horario del agua, los cortes de luz, la pandemia. Con eso se llenan los días.

Hace 43 días, casi 6 millones y medio de venezolanos votaron en una consulta popular -3,2 millones lo hicieron de manera presencial- que había sido convocada por la sociedad civil y partidos políticos opositores. No estaba muy claro para qué o cómo se iba a utilizar la consulta, pero se supone que había un propósito definido y que todo era parte de unas estrategias dirigidas a debilitar a la dictadura. Al día de hoy, hasta donde uno sabe, esos votos andan por ahí, en el éter, sin mayor trascendencia ni destinatario. Sin usarse, por decirlo de alguna manera.

Quizás sea porque no se alcanzó un número significativo de sufragios –el 30% del padrón electoral, a pesar de la facilidad de poder hacerlo de manera digital- o porque no se diseñó un plan de seguimiento, el asunto es que se votó y se respondieron afirmativamente las preguntas: rechazo a la usurpación, denuncia de las elecciones parlamentarias y solicitud de acciones a la comunidad internacional. Luego de la votación se anunciaron las cifras finales. Y hasta ahí. Fin de la jugada.

La jornada de consulta cayó en la categoría del operativo, muy común en Venezuela a causa de nuestra cultura de buscar resultados sonoros e inmediatos. A juzgar por su carácter efectista y su escaso follow through, que dirían en el Norte, la intención era movilizar al soberano y hacer un poco de ruido, sin mayor continuidad: los operativos sirven para enfrentar problemas puntuales bien definidos, requieren un esfuerzo  considerable –también puntual- y se acaban al poco tiempo. Pero sucede que la dictadura venezolana no es un problema puntual, ni está bien definido –por el contrario, es muy complejo y tiene muchos actores- y no se la puede combatir con un heroísmo por aquí, otro dentro de unos meses y nada en el medio.

El nacimiento una criatura es mucho más que el momento del parto. Quizás el alumbramiento sea el episodio más dramático, con sus dolores, sus angustias y las expectativas de la madre y quienes la rodean. Pero el parto es la culminación de un proceso que –en el caso de la especie humana- comenzó 9 meses antes. Un proceso que arranca con el rito ancestral con el que se conciben los bebés, y no se interrumpe ni un solo día; ni un solo segundo, en realidad. Si la idea es parir una República en Venezuela, hay que cumplir un proceso difícil, sin interrupciones, con intención y con la claridad de que todos los días hay que darle un impulso más. Y esto es especialmente importante cuando se le pide participación a la gente. Los votantes en la consulta serán menos si se vuelve a convocar un evento similar; como fueron menos en diciembre pasado que en julio de 2017. Hoy, los venezolanos son más incrédulos con los dirigentes de la oposición. Y esta credibilidad tiende a la baja cada vez que se llama a un operativo –una marcha, una consulta, un pronunciamiento- que desaparece a los pocos días y no muestra resultados concretos.




Estimado lector: El Diario El Carabobeño es defensor de los valores democráticos y de la comunicación libre y plural, por lo que los invitamos a emitir sus comentarios con respeto. No está permitida la publicación de mensajes violentos, ofensivos, difamatorios o que infrinjan lo estipulado en el artículo 27 de la Ley de Responsabilidad en Radio, TV y Medios Electrónicos. Nos reservamos el derecho a eliminar los mensajes que incumplan esta normativa y serán suprimidos del portal los contenidos que violen la Constitución y las leyes.