“En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento.”  Albert Einstein.

Relacionar lo que nos ocurre personalmente con lo que sucede a nuestro alrededor es lo que Wright Mills llamó Imaginación Sociológica. Así tituló lo que sería con el tiempo, un clásico de la Sociología, aparecido ya hace más de medio siglo. Para este científico social la imaginación sociológica es la capacidad que tiene un individuo para comprender su propia experiencia y evaluar su propio destino, localizándose a sí mismo en su época. Es una cualidad mental que nos ayuda a usar la información y a desarrollar una razón para conseguir reconsideraciones lúcidas de lo que ocurre en nuestro entorno. Para Emmanuel Kant la imaginación, como la creatividad, son los modos humanos de trascender la realidad.

La trascendencia comienza en la misma noción de un problema: saber que algo podría ser de otro modo y preguntarse por la solución ya es un modo de trascender lo real. En tanto que la imaginación comienza en el momento en el que se plantea un problema como un problema, es decir, cuando no se deja que la realidad defina las posibilidades futuras.

La imaginación sociológica es la capacidad de relacionar nuestros problemas, con los problemas de los otros; es saber distinguir, sistematizar los diferentes hechos sociales con la propia experiencia de vida. Nos permite comprender el escenario histórico más amplio en cuanto al significado de los acontecimientos, como podrían influir éstos en nuestras vidas, así como cuál podría ser la trayectoria que se nos presente.

La distinción más importante con que opera la imaginación sociológica es quizás la que hace entre “las inquietudes personales del medio” y “los problemas públicos de la estructura social”. Para los estudiosos sociales un problema es un asunto público; se advierte que está amenazado un valor apreciado por la ciudadanía.

La imaginación sociológica debería entonces permitirnos llegar a una maduración progresiva que nos ayudaría a defendernos de los poderes más perversos, como en nuestro caso, donde el poder de este régimen y sus presunciones ideológicas, tratan no solo de gobernar la realidad sino, sobre todo, imponer su interpretación sobre ella. De esta manera lo advierte Allan R. Brewer-Carías: “En cuando a las ciudades comunales, que ahora se pretende regular conforme al Proyecto de Ley que se analiza, en todo caso, es la primera instancia del Poder Popular que busca directamente desconstitucionalizar el Estado, al establecer una entidad territorial que lo que persigue es sustituir al Municipio, eliminándolo por ahogamiento, vaciando sus competencias, para en definitiva desmunicipalizar el territorio; todo en contravención directa a lo que establecen los artículos 16 y 168 y siguientes de la Constitución de 1999…”

Está en la calle, por supuesto en las redes sociales – ágoras del siglo XXI – en cuanto leemos y escuchamos; y de sus reflexiones resultantes podríamos entender las causalidades sociales casi con la misma claridad con la que las otras ciencias nos ayudan a entender las otras casualidades.

Tenemos como ejemplo la noble y cívica tarea emprendida por comprometidos demócratas, tanto a nivel nacional, como regional, ante el eventual peligro que se cierne sobre nuestra nación con este asunto del “Estado Comunal” al cual ya se le dijo que NO, mediante un rechazo popular mayoritario que se expresó en diciembre de 2007 pero que insiste en aniquilar las gobernaciones y alcaldías, desechar instituciones políticas de nuestra carajeada democracia, y algo muy grave, atentar contra la propiedad privada, contra el pluralismo, la alternancia en el poder y la independencia y autonomía de los poderes públicos, mostrando intolerables tendencias totalitarias.

Qué tal, apreciados amigos, si realizamos un ejercicio, o una suerte de “aventura prospectiva” y nos imaginamos que una vez más la sociedad venezolana reivindica su autonomía ciudadana, que no acepta ser rehén del régimen, ni correas de transmisión de ese esquema indiferenciado de presidente-Estado-partido…

Como dato de aproximación para al ejercicio propuesto nos permitimos recordar que la decisión fundamental que se debe abordar es entre la consolidación de la dictadura totalitaria y el rescate de nuestro país y una verdadera Democracia con separación de poderes y un Estado Federal Descentralizado tal como lo contempla la Constitución del 99.

Manuel Barreto Hernaiz.




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