El informe del Departamento de Trabajo indicó que los mayores incrementos de solicitudes de seguro de desempleo en la semana que terminó el 4 de abril ocurrieron en Georgia, que añadió 256.312 pedidos; Michigan con 84.219, Arizona que añadió 43.488, Texas con 38.982, y Virginia que sumó 34.872 nuevas solicitudes.EFE)

La pandemia del COVID-19 ha empujado a unas 22 millones de personas en Estados unidos a solicitar el subsidio por desempleo en las últimas cuatro semanas. Un dato sin precedentes que intensifica la batalla política acerca de la reapertura de la mayor economía del mundo.

El Departamento de Trabajo informó, este jueves, que más de 5,2 millones de personas solicitaron la semana pasada ese beneficio, comparado con un total de 6,51 millones de solicitudes en la semana anterior, cuando las expectativas de los analistas fluctuaban desde 5,1 millones a ocho millones de solicitudes.

El promedio de solicitudes en cuatro semanas, que compensa la volatilidad del informe semanal, subió a la cantidad sin precedentes de 5,5 millones, y los datos muestran que el parón económico se ha extendido más allá de los sectores de hotelería, turismo, restaurantes y comercio minorista, que fueron los más afectados en el comienzo de la cuarentena.

El informe del gobierno mostró, asimismo, que en la semana que concluyó el 4 de abril había 11,97 millones de personas amparadas por este beneficio, una cifra también sin precedentes.

Estos datos indican que el índice de desempleo en EEUU se podría aproximar al 17%, según los economistas privados, muy por encima del máximo de 10% registrado en octubre de 2009, tres meses después del fin de la Gran Recesión.

A modo de comparación, se calcula que el mercado laboral estadounidense había generado 21,5 millones de puestos de trabajo desde que se superó la Gran Recesión.

El desempleo en EEUU subió del 3,5% en febrero al 4,4% en marzo, pero los expertos apuntan que el indicador se disparará en abril a medida que se van acumulando el impacto negativo de la pandemia.

Aun si se reanudan algunas actividades económicas, la Asociación Nacional de Economía de Negocios calcula que el índice de desempleo se mantendrá por encima del 10% hasta fines de año lo cual, a su vez, tendrá impacto en el gasto de los consumidores, que en Estados Unidos equivale a casi dos tercios de la actividad económica.

Hace apenas un mes y medio las solicitudes semanales de subsidio por desempleo rondaban las 200 mil, el nivel más bajo en casi medio siglo, y solo unos 1,7 millones de personas recibían el subsidio por desempleo.

El presidente Donald Trump y los republicanos en el Congreso bregan por la reanudación de las actividades económicas y argumentan que una paralización prolongada, aún con el propósito de proteger la salud pública, podría causar más daños a largo plazo al país que la epidemia.

Cuando se han confirmado más de 639 mil de COVID-19 y la muerte de casi 31 mil personas a causa del mal en el país, los gobernadores estatales procuran controlar cuándo y cómo se retornará a la actividad económica en sus jurisdicciones, y los demócratas en el Congreso buscan más alivios financieros para los trabajadores, incluidos los inmigrantes indocumentados.

El informe del Departamento de Trabajo indicó que los mayores incrementos de solicitudes de seguro de desempleo en la semana que terminó el 4 de abril ocurrieron en Georgia, que añadió 256 mil 312 pedidos; Michigan con 84 mil 219, Arizona que añadió 43 mil 488, Texas con 38 mil 982, y Virginia que sumó 34 mil 872 nuevas solicitudes.

Donde hubo las reducciones mayores de solicitudes fue en California, que recibió 139 mil 511 pedidos menos que en la semana anterior, Pensilvania con una caída de 127 mil 37 pedidos, Florida con una de 58 mil 599, Ohio con 48 mil 97 y Massachusetts con 41 mil776 pedidos menos.

El Congreso ha aprobado y el presidente Trump promulgó en marzo un primer conjunto de medidas para sostener la economía en tiempos de pandemia, que incluyó dos mil 300 millones de dólares en subsidios, donaciones, créditos, treguas impositivas y otras medidas bajo las cuales millones de personas en EEUU comenzaron a recibir esa semana pagos directos.

Pero en el Congreso continúa ahora la batalla en torno a estímulos adicionales que amparen a quienes encaran una pérdida prolongada de sus empleos, y aún a quienes teniendo empleo están afectados por reducciones de horarios y recortes de sueldos.




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