Consejo de Seguridad pide investigación imparcial por muerte de periodista palestina
/ Foto: Archivo

Numerosos países latinoamericanos estuvieron este sábado presentes en el Consejo de Seguridad de la ONU sobre Venezuela para mostrar un amplio respaldo al presidente de la Asamblea Nacional venezolana, Juan Guaidó, y su rechazo al presidente Nicolás Maduro, que contó con el apoyo de varios países.

Más allá del apoyo mostrado por Perú y República Dominicana -miembros no permanentes del Consejo de Seguridad- a la legitimidad de Guaidó, países como Colombia, Paraguay, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, Panamá o Costa Rica participaron en el encuentro para insistir en su rechazo a la «dictadura» de Maduro.

Frente a ellos, Bolivia, Nicaragua y Cuba también estuvieron presentes para tomar la palabra en apoyo de Maduro.

«Colombia ha solicitado el uso de la palabra en esta sesión para acompañar el justo clamor del pueblo venezolano y expresar nuestro firme y decidido apoyo al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, y a las competencias y facultades legislativas de la Asamblea Nacional», dijo el ministro de Exteriores de Colombia, Carlos Holmes Trujillo.

Trujillo pidió a la comunidad internacional «el respaldo al proceso de fin de la usurpación, una transición y la convocatoria de elecciones libres, transparentes y rodeadas de todas las garantías, liderado por el presidente encargado Juan Guaidó», una petición a la que se sumaron los países del bloque anti-Maduro.

Frente a este grupo, el embajador de Nicaragua, Paul Oquist Kelly, reafirmó su solidaridad con el Gobierno venezolano y la «legitimidad del presidente elegido Nicolás Maduro Moros».

El representante nicaragüense opinó que la situación «en Venezuela no representa de forma alguna una amenaza a la paz y seguridad internacionales, por lo que demandamos y exigimos que se respete las decisiones soberanas del pueblo venezolano».

La diplomática de Cuba, Anayansi Rodríguez, acusó por su parte al Gobierno de Estados Unidos de pretender «utilizar al Consejo de Seguridad para legitimar la campaña internacional contra el Gobierno constitucional presidido por Maduro», e hizo hincapié en que «la principal amenaza a la paz y a la seguridad en América Latina y el Caribe es el hostigamiento de Estados Unidos».

Frente a ellos, México y Uruguay insistieron en una tercera vía de diálogo, a la que se unió posteriormente El Salvador.

«Existen avenidas para el diálogo y la conciliación que privilegian el respeto a los derechos humanos que deben ser agotadas (…) El pueblo venezolano debe ser quien elija su propio rumbo sin injerencias», declaró el embajador mexicano, Juan José Gómez Camacho, un llamado que secundó Uruguay, que también rechazó que la crisis venezolana sea tratada en el Consejo de Seguridad de la ONU.

En respuesta a esta propuesta, Brasil mostró su «firme oposición a cualquier tipo de diálogo, en cualquier formato, con Nicolás Maduro y sus cómplices», porque, según su representante en la ONU, Mauro Vieira, para Maduro un diálogo es únicamente «otra oportunidad para comprar tiempo y continuar su campaña de opresión».

Las diferencias entre los países latinoamericanos es también un reflejo de la división en la comunidad internacional, entre los países que apoyan a Guaidó, con Estados Unidos y la Unión Europea a la cabeza, que ha exigido que se anuncien elecciones en ocho días, y quienes respaldan a Maduro, con Rusia y China, como principales baluartes.




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