La presentadora de televisión chino-australiana Cheng Lei, detenida desde hace más de 19 meses en China, será juzgada la semana que viene por supuesta revelación de secretos a agentes extranjeros, informaron este viernes los medios australianos.
Lei, que trabajó para la cadena china en inglés China Global Television Networld (CGTN), será juzgada a puerta cerrada y se enfrenta a una potencial pena de cadena perpetua, indicaron fuentes cercanas al caso a la cadena ABC y al diario «Sydney Morning Herald».
El Gobierno australiano ha intercedido en el pasado para pedir a Pekín que cumpla con los estándares básicos de justicia y que den un trato humano a la presentadora, de 46 años y que está acusada de «proporcionar ilegalmente secretos de estado al extranjero».
Reportera australiana será juzgada en China
Además del caso de Cheng, el Ejecutivo de Camberra sigue de cerca la detención del escritor y exfuncionario de Pekín Yang Hengjun, también chino-australiano, arrestado en enero de 2019 cuando realizaba una escala en la ciudad meridional china de Cantón y que fue juzgado el pasado mayo.
El pasado febrero, el Club de Corresponsales de Prensa Extranjera en China (FCCC) denunció en un informe que los periodistas extranjeros en China se enfrentan a «una cantidad de obstáculos sin precedentes» entre los que se encuentran «amenazas de acciones legales» y «campañas de acoso».
El informe, que incluye una amplia encuesta a periodistas en el país, cita Cheng Lei y Haze Fan, una empleada china del medio estadounidense Bloomberg que también fue detenida a finales de 2020 por cargos también relacionados con la seguridad nacional.
El 99% de los reporteros extranjeros en el país asiático aseguraron en una encuesta que las condiciones en las que trabajan «no están a la altura de los estándares internacionales» y el 62% afirma «haber sido obstruidos por policías u otros funcionarios» durante su trabajo.
Medios como los británicos BBC y The Economist han sido señalados en el último año por las autoridades chinas, lo que ha provocado el abuso de sus trabajadores en el país asiático, especialmente de «las reporteras de origen asiático» y amenazas de violencia física y sexual.
