Cuando se habla de inflación, por lo normal uno piensa en ese desequilibrio del mercado caracterizado por un aumento incontrolable de los precios, aumento causado por una incapacidad de los medios de producción de satisfacer la demanda del mercado. Hoy día, en cambio, quiero utilizar el termino “inflación” , proprio del mundo económico, para referirme a una palabra que en Venezuela, durante los últimos veinte años, ha adquirido un uso excesivo asumiendo por eso características inflacionarias y que es “revolución”.

Ahora bien, en efecto antes Chávez y luego Maduro desde que han subido al poder siempre han tratado de inculcar en la mente de los venezolanos que aquí hay una revolución en acto …pacífica pero armada, haciendo mucha énfasis sobre ese proceso que, según ellos estaría cambiando radicalmente el orden político y social del país. Para evitar malos entendidos, yo quiero aclarar que una “revolución”, es decir una transformación radical del orden social y político de un país no tiene que producirse necesariamente a través de una acción violenta provocando terror y muerte, como ha sucedido, por ejemplo, en Francia en 1789 o en la Rusia soviética en 1917. Una revolución puede realizarse en forma pacífica y, a pesar de que ese cambio revolucionario por lo general conlleva una drástica modificación del ordenamiento jurídico y constitucional del Estado, todo puede y “debe” realizarse en el pleno respeto de las libertades primordiales del individuo.

El problema entoces no es lo pacífico o lo violento de esa tan cacareada revolución sino el hecho de que esta propuesta, después de casi veinte años, existe solamente en la fantasía de sus promotores porque los cambios prometidos, los ofrecimientos de trabajo, la pulcritud administrativa, la justicia para todo el mundo, en fin todas esas promesas hechas a través de ese atractivo pero ilusorio proyecto revolucionario, se han miserablemente derrumbado. La “revolución” bolivariana y chavista ha miserablemente fracasado! Los problemas que afligían el país en 1998, no solamente subsisten, sino que se han tremendamente agravado. Los números, esos escuetos, fríos, pero terribles números no mienten!

Decía Lenin que una revolución que no logre mejorar la situación económica del pueblo, está destinada al fracaso. La revolución rusa se ha mantenido durante durante más de setenta años y la castro-cubana durante casi sesenta años pero no porque el pueblo haya alcanzado ese bienestar ofrecido, sino y solamente gracias a un sistema policíaco represivo y totalitario que ha impedido cualquier tipo de reacción. Y así, hablando todos los días de revolución, prometiendo las mil maravillas y engañando descaradamente a millones de venezolanos, se ha producido una auténtica inflación de esa palabra. Con toda la sinceridad del mundo, ¿es eso lo que queremos los venezolanos?

Desde Italia – Paolo Montanari Tigri




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