Una de las tradiciones más hermosas y concurridas que se cumple el Domingo de Resurrección en Carabobo, es sin dudas la bendición del mar en Puerto Cabello. Por efectos de la cuarentena que se cumple para evitar el contagio con coronavirus, esta vez se hizo pero sin público, prácticamente solitaria.
El obispo de Puerto Cabello, monseñor Saúl Figueroa, ofició la misa en la catedral, que fue transmitida por las redes sociales, y de allí caminó hasta el malecón, para proceder a la Bendición del Mar.
El prelado de la iglesia católica estuvo acompañado por otros dos sacerdotes y unos 10 fieles. Todo usaron tapabocas, tal como se recomienda en este tiempos de cuarentena.
No hubo una gran multitud de feligreses, como en años anteriores, ni cientos de lancheros con flores esperando la bendición, pero sí un gran amor hacia Dios al cumplir con esta tradición costera, al termino de la Semana Santa.
Monseñor Figueroa manifestó que con esta Bendición del Mar, también se bendice a todo el pueblo del eje costero de Carabobo.
El padre expresó que la referencia más importante del Domingo de Resurrección, es el triunfo del señor. Explicó que con la resurrección de Cristo, los cristianos nuevamente ganamos el acceso al cielo. Este acceso había quedado roto con el pecado concebido, pero el señor en su cruz nos redimió.
“Como dice el profeta Isaías, el Viernes Santo el señor calcó sobre sus hombros todas nuestras penas. Todas quedaron atrás y hemos retornado a la vida eterna, que es la resurrección”.
El obispo subrayó que la resurrección no es cuento, es la realidad, pues los cristianos vivimos de la esperanza de la resurrección. De hecho en los sacramentos se nos recuerda este hecho.
“La vida eterna es nuestro fin y en eso nos sostenemos”.
Añadió que la promesa de la vida eterna nos tiene que dar la absoluta seguridad, de que aún en los momentos más difíciles que estamos viviendo, que desgraciadamente se tornan más difíciles, tanto nacional como internacionalmente, tenemos la certeza de que el señor no nos va a dejar jamas.
“Vamos a salir triunfantes de todo esto, con el acompañamiento de Cristo. Sabemos que las circunstancias son difíciles, pero no nos debemos dejar deprimir”.
