Es un hecho irrefutabile que el gobierno revolucionario de este país, acorralado por una situación poco menos que trágica debido, entre otras cosas, a los efectos dramáticos de la carencia de abastecimiento de comida, de medicinas, de repuestos, de artículos de primera necesidad, de dólares, de un mínimo de seguridad y golpeado por una tasa de inflación macroscópica que rinde vano todo tipo de ahorro, está vivendo una etapa decisiva.

Estos señores que están mandando – nótese que sigo diciendo “mandando” y no “gobernando” – con mucha fantasía e igual alevosía siguen con el cuentito de la guerra económica que el imperialismo americano estaría haciendo para derrotar la gloriosa revolución bolivariana. Sin embargo, frente a la carencia de argumentos de peso que tengan un mínimo de credibilidad, se imponen unas preguntas: ¿De verdad ustedes creen en la patraña de la guerra económica que los yanques estarían librando para tumbar a este gobierno? ¿De verdad ustedes creen que esta inflación desmesurada, auténtico cáncer de la economía de cualquier país, sea fruto del acaparamiento de tantos comerciantes antipatrióticos y contrarrevolucionarios y no más bien de un desequilibrio insostenibile entre demanda y oferta, lógica e inevitabile consecuencia de una política económica completamente equivocada?

Es de perogrullo que si la demanda del mercado de cualquier producto  es “cien” y la oferta es “diez”, fruto de un encarnizamiento de los gobierno chavistas en contra de los productores, es inevitabile que se produzca una carencia de producto y un aumento de precio. Es una ley económica tan cierta como la ley de gravedad!

Pues bien mis queridos amigos, si ustedes creen en esa falacia y, cual modernos Don Quijotes, luchan en contra de esos molinos de vientos representados por esos enemigos imaginarios convencidos de que eso es cierto, yo los felicito porque, equivocados y todo, demuestran que son consecuentes y están obrando de buena fé pero…si con un mínimo de sentido común, no se calan ese cuentito y siguen echándole la culpa al imperialismo y a la oposición, tengo que retractarme y pensar que están actuando de mala fé.

Hasta el día de hoy nadie se ha rebelado y ese pobre pueblo, humillado, engañado y sin poder protestar, so pena de perder esas adehalas limosneras con las cuales medio sobrevive, aguanta en silencio mas no puede no pensar porque un país con todas las riquezas naturales que tiene Venezuela, se ha miserablemente convertido en una de las realidades mas empobrecidas del mundo. “Por ahora”, esa pobre gente sigue aguantando y sufriendo en silencio pero ¿hasta cuándo podrá seguir eso? Y digo eso porque a todos los niveles está reinando el desconsuelo y tengo la impresión de que cada día son más los que hablan, los que protestan, los que denuncian, los que ya no están dispuestos a tolerar lo que está sucediendo. No se si estoy en lo cierto  pero la impresión que percibo desde lejos es que estamos tocando el fondo y está llegando el momento en el cual ya no sirven los cuentitos buscando a quien echarle la culpa.  Estimados señores, ¿han pensado en eso?

 

 




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