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Para las criptomonedas, este final de año podría no tener el mismo sabor que el de 2017, cuando su valor se disparó a niveles sin precedentes. Desde hace una semana, el valor de las monedas virtuales, con el bitcoin a la cabeza, sufre un revés.

El periodo de relativa estabilidad que vivía el bitcoin, que desde principios del verano evolucionaba en torno a los 6.400 dólares, se terminó bruscamente con pérdidas acumuladas de 30% en una semana, según datos compilados por Bloomberg.

La célebre criptomoneda cayó 11,6% solo en la jornada del pasado miércoles, su mayor desplome desde febrero y el final de la fase de aterrizaje, un poco violento, que sufrió el bitcoin tras el estallido de su burbuja a finales de 2017.

Pero ese récord volvió a batirse el lunes, con una nueva caída de 12,2% respecto al valor que la criptomoneda tenía el viernes por la noche. Después, el martes, se sumaron pérdidas de más de 9%.

Tras haber pasado bajo los 6.000 dólares, “el bitcoin cruzó fácilmente el umbral psicológico de los 5.000 dólares, y así, con un cambio en torno a los 4.500 dólares, parece perfectamente posible un retorno al nivel de septiembre de 2017, de 3.000 dólares, o justo por encima”, señala Neil Wilson, analista de Markets.com.

Las otras criptomonedas no tuvieron resultados mucho mejores: en una semana el ethereum, una de las más conocidas tras el bitcoin, perdió 40% y la capitalización total de las monedas virtuales pasó de 210.000 millones de dólares a 150.000 millones, una caída de casi 30%.

– No es la primera vez –

Es difícil explicar este desdén por el activo estrella de finales del año 2017 y muchos analistas se encontraron inicialmente con pocos argumentos.

“El actual movimiento de ventas es debido una vez más a las presiones regulatorias”, dice sin embargo Naeem Aslam, analista de Think Markets, en referencia a una reciente decisión de la Security and Exchange Commission, el regulador de la bolsa estadounidense.

La SEC actuó el pasado viernes contra dos start-ups que recaudaron fondos en criptomonedas sin respetar la reglamentación: las obligó a rembolsar a los suscriptores y a pagar una multa.

La institución “recordó a la criptoesfera que es ella quien tiene la última palabra sobre todo lo que tenga olor a activo financiero”, agrega Aslam.

Algunos comentaristas también señalaron la querella en el seno de la comunidad del bitcoin cash, otra criptomoneda que se presenta como rival del bitcoin, que el pasado jueves resultó en una escisión en dos nuevas monedas virtuales.

Hace tres semanas, la revista especializada Diar reveló que los volúmenes de intercambio del bitcoin en octubre habían caído a su nivel más bajo en un año, muestra de un importante reducción del interés de los inversores.

“¿Dónde está la incitación a comprar criptomonedas?”, se pregunta Wilson, en cuya opinión quienes apuestan a la baja deberían tener como objetivo un valor cero porque “es lo que valen”.

Si la tendencia bajista contrasta con la disparada de hace un año, cuando el bitcoin ganó casi 370% entre principios de octubre de 2017 y su máximo de 19.500 dólares a mediados de diciembre, resulta arriesgado hacer previsiones. Porque esta no es la primera vez que la sulfurosa moneda cae de forma estrepitosa.

A finales de 2013, el bitcoin había superado por primera vez los 1.000 dólares, antes de caer progresivamente hasta unos 160 dólares a principios de 2015. El resto de la historia ya la conocemos.




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